Vistas de página en total

lunes, 3 de febrero de 2014

Ennio Morricone - Conmigo - Daniela Mercury & Eumir Deodato







La música o el refugio de soledades, santuario de la inspiración.



Repasando lo que tengo de ese genio que responde por Ennio Morricone, he recaído, debido a que sale en un anuncio de TV, en una de sus canciones más increíbles: Metti una sera a cena (traducida en España como: Supongamos que una noche, cenando...). De la cual, como es entendible, existen versiones para aburrir. Inserto la correspondiente a Daniela Mercury.
Su letra es la siguiente:

...Quando noi per caso in un solo istante
ci guardiamo indifferentemente e
pensiamo in fondo a cosa siamo

Quando improvvisamente ritroviamo
tutte quei momenti che dobbiamo ricordare

per poterci amare

Noi comprenderiemo cosa vuole dire
veramente starsene per ore nel silenzo
stretti da morire

E ci accorgeremo allora che il passato
il passato è stato quel che è stato
mai il domani cosa mai sarà

Metti una sera
come ogni sera
che siamo a cena
noi due soltanto

Ma apriamo gli occhi
all'improviso 
coi nostri visi
non c'è piu niente

Traducción:

Cuando nosotros, por casualidad, en un instante
nos miremos indiferentemente y
pensemos lo que en el fondo somos

Cuando de repente encontremos
todos aquellos momentos que debemos recordar
para ser capaces de amar

Comprenderemos lo que quiere decir
realmente sentarse durante horas en silencio
próximos a morir

y entonces nos daremos cuenta que el pasado,
el pasado ha sido el que ha sido
y el mañana nunca será

Digamos una noche,
una noche cualquiera
en la que estemos cenando 
sólo nosotros dos 

Abramos los ojos,
de repente
nuestros rostros,
no hay nada más...

Y por último su versión original, para la película homónima de Giuseppe Patroni Griffi, de 1969. Con Tony Musante, Florinda Bolkan, Jean Louis Trintignant y Lino Capolicchio.


 La melancolía es el único recurso para los que no tenemos futuro.
 Porque somos la desnudez desarropada
ante el rayo que mata o vivifica,
y el sol abre avenidas de fuego en nuestro pelo.

Armados de los sueños más feroces,
se nos pone mirada de pantera.
Se moja el corazón,
y así revive
dispuesto a dar batalla.