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viernes, 3 de julio de 2020

Elegía, a la tradición de España (Pemán)

Elegía, a la tradición de España


Me duele España en mí, como si fuera carne en mi carne: siento como el temblor de un viejo tronco al viento o el desasirse de una enredadera.
Ramas tronchadas de una primavera, siento en mí los sentires más amados como Cristos manchados de sangre y de saliva: ¡y me duele en el alma, en carne viva, la mella de los siglos arrancados!


Yo no soy luz que brilla pasajera entre nubes, ni lamento perdido en soledad, ni hoja amarilla danzarina de otoño sobre el viento: no es una pluma en el azar mi vida ni soy un punto, solo, sin medida ni dimensión, que encierra en sí mismo su ser todo agotado. Todo en mí, carne y luz, lo han amasado los muertos y la tierra: las dos manos fecundas del pasado. 

Yo soy un alma amiga de otras almas que fueron mis iguales: rojo coral en banco de corales, gota de un mar y grano de una espiga. Mis ansias y sentires terrenales no son silvestres rosas nacidas, sin semillas, en mi pecho...¡Yo soy lo que me han hecho los siglos y las cosas!


* * * 

Venimos de otras horas. Somos ecos lejanos en los vientres azules de los montes del Tiempo. Era ya nuestra vida como chispa nacida de la llama primera de un primer pensamiento, cuando todo era masa sin formar en las manos del Señor, y lamento sin palabra ni nombre la futura querella: cuando no era la rosa, ni la luz, ni la estrella, y la caña era virgen del abrazo del viento. 

Y después, cuando el dedo, todo luz y armonía, del Señor de las cosas, como rayo del día tembloroso entre brumas, con cantiles de rocas y guirnaldas de espumas, demarcaba un pedazo del planeta, y decía:
«Esta huerta de flores que yo torno por mía, será España, señora de la tarde y la aurora, de la paz y la guerra; hija buena y fecunda, que tendrá desde ahora una estrella en los cielos y un camino en la tierra»: desde entonces, lejana, silenciosa, escondida, al compás y medida que iba España naciendo, como un tallo de flores, en aquel hervidero de promesa y ardores, con sus mismas esencias, se iba haciendo mi vida. 

Yo no soy flor nacida para todos los vientos ni camino perdido para todos los pasos: yo no soy pluma suelta de destinos y acasos arrojada a los aires, cual despojo maldito.


Yo he nacido a la sombra de un mandato infinito, de un misterio fecundo donde, en letras de estrellas, mi sendero está escrito... 

¡Yo he venido a la vida con un nombre bendito! ¡Yo no soy hospiciano de las patrias del mundo! Tengo nombre, y recuerdo, y linaje, y pasado; tengo un eco de siglos conocido y amado que acompaña mis pasos y responde a mi voz... 

¡Yo soy flor en las flores de un jardín bien nombrado y mi tierra era tierra bendecida de Dios! Cuando España nacía, yo era ya una indecisa claridad en su día, y un. reflejo perdido de la luz de su fiesta, y una gota en la fuente de su arroyo primero, y una letra futura de su verso y su gesta, y una estrella lejana de su noche de enero. 

Cuando España nacía, yo era ya, con mi vida, como un ramo de flores para España segado del jardín del Eterno: yo era ya blanca nieve que esperaba su invierno y era grano en la espera de los nuevos calores. 

Cuando España nada, yo era ya un alarido confundido en el cuerno que llamaba a sus hijos, por la Cruz, a la lid; y era soplo en el viento que agitaba su enseña, y era luz en el alba que pintaba, en Cardeña, con suspiros violetas, la armadura del Cid.




* * * 

¡España, España, España! ¡Y quieren arrancarme la memoria y vendarme los ojos! ¡y ennegrecer, sobre el azul, los rojos y sangrantes ponientes de tu historia!¡Y quieren separarme de la esencia de ti, como la carne de la uña!¡Rosa de Cataluña!¡Encina de Castilla: verde plumero heroico sobre el casco de Gredos! ¡Pinares y robledos: sonoros escuadrones frente a los vientos largos de la tarde! ¡Rojos muros preclaros, regados en la tierra donde ardela cosecha entre risas de cigarra!¡Picachos de Navarra!¡Prados de Balsaín, verdes y claros!¡Y vosotras, las frías crestas del Pirineo, y la calzada de Galicia, regada de fervores, y las blancas aldeas, y las rías: puñaladas de azul entre las flores!¡Y Valencia! ¡Y las dos Andalucías: la griega y la moruna!¡Todas, todas a una las Españas en pie: todas, al viento, con la mano en la espada y el aliento contenido y la voz ancha y sonora, todas puestas en cruz, en esta horade un solo amor y un solo juramento! 

¡España, España!... Aguza los oídos: que con un dulce dejo y dolor blando, sombras con luna van por los egidos de Salamanca y de Alcalá, llorando... 

Lloran la copla de la mal casada que a la orilla del golfo verde y oro, sueña el mal sueño de su amor doliente; lloran por su rosal y su tesoro, perla ayer la mejor de su corona: hija de las sirenas del oriente, novia del mar azul, luna naciente...¡clara, limpia y perfecta Barcelona!

¿Y llegará el momento en que retumbe toda España al viento, con los secos hachazos de la tala del bosque ayer tan prieto y tan tupido?¿Y arrojará algún brazo descreído, como un puñado de simiente mala, las arras de Isabel, en el olvido? Se ha cubierto la tarde de Castilla con esa luz opaca y amarilla que presagia tormentas...Y yo he visto, bajo la luz agónica y rosada con que una lamparilla velaba junto a un Cristo,yo he visto, en la capilla de Reyes de Granada, donde duerme la Reina enamorada de las altas querellas, brotar, soñando yo, de sus pupilas, lágrimas que enjoyaban, corno estrellas, la mustia flor de sus ojeras lilas.

* * * 

Me siento solo. Triste y amarilla, la puesta del sol arde sobre los montes. Brilla la hoguera al lejos; la corneja chilla...¡Tengo miedo, Señor, en esta tarde nublada sobre el campo de Castilla! Señor, Señor:¡por todas esas cruces que disparan al cielo los campos españoles!¡Por los tibios resoles y las luces azules y violetas del sol del pueblo sobre el campanario!¡por la ermita, entre chopos, junto al río!¡por el ave-maría del rosario del alba, rosa blanca, entre el rocío!¡por la luz y las flores y los siete puñales de la Virgen que llora, entre cristales, con lágrimas de cera, sus dolores!¡por el Pilar y Atocha y la Almudena y Regla y Setefilla: por la Esperanza y por la Macarena!¡por la luz misteriosa de la noche santa y amarga de la maravilla!¡por la seda y el oro y el derroche gitano de los pasas de Sevilla!¡por todas esas flores de la casa paterna!¡por toda aquella tierna fe de nuestros mayores:¡en esta hora de angustias y dolores, piedad, Señor, para la España eterna!¡Piedad, Señor, para los malhechores que riegan sal y ortigas por los suelos!¡Pon los siete colores de tu arco de perdón sobre los cielos! 

¡Hunde en el polvo el odio y la arrogancia Siembra rosas de olvidos y perdones y unge de compasión y tolerancia labios y corazones! 

¡Danos la paz! ¡Acerca a los hermanos! Abre acequias de amor en los secanos y pon el agua de la Vida en ellas! ¡Tú, que tienes el viento y las estrellas, Señor de los Señores, en tus manos!