Otoño melancólico nos cita
a escuchar de la fuente el ritornelo.
Un rosal sobre un banco se marchita
y una nube se deshoja en el cielo.
Crujen bajo los pies las secas hojas,
y los árboles son oro que arde,
entre las llamas trémulas y rojas
de la remota hoguera de la tarde.
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