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sábado, 15 de marzo de 2025

Etimología de juez, abogado, letrado, magistrado y procurador.




 Roque Barcia, filosofo y político español, diría lo siguiente: 
«El abogado debe ser probo, diligente, entusiasta; el letrado, estudioso; el jurisconsulto, prudente; el jurista, erudito. Hay muchos abogados; no hay tantos letrados; hay muy pocos jurisconsultos; es muy raro encontrar un jurista».

Juez viene del latín iudex, una de las magistraturas del derecho romano y designa a la persona encargada de decidir de forma objetiva e imparcial un conflicto sometido a su decisión, por lo general por disposición de las partes. El iudex desarrollaba el proceso y dictaba la sentencia. «El que dice, señala, indica de derecho».

Abogado: proviene de la locución latina ‘advocātus’, que está compuesta por dos elementos:
1. El prefijo 'ad', que en latín significa «proximidad» o «juntar».
2. La palabra 'vocātus', que significa «llamado de auxilio» o «invocado».
En la antigua Roma, un abogado era alguien que se llamaba o invocaba para brindar asistencia legal. Estos profesionales tenían la responsabilidad de representar y defender los intereses de sus clientes en juicios y procedimientos legales. La evolución de la palabra «advocātus» a 'abogado' se produjo a lo largo de la historia, reflejando los cambios lingüísticos y fonéticos del latín al español. A medida que el latín evolucionó en diferentes lenguas romances, el término «abogado» se consolidó como la designación común para estos profesionales en español. «El que habla», «el llamado para auxiliar», «el invocado».

Letrado: remonta su etimología al latín 'litteratus', a su vez derivada de ‘littera’ en el sentido de «letra»: «El que sabe de letras, el que sabe de leyes». 

Magistrado: procede del latín magistratus, término utilizado para referirse a ciertos funcionarios públicos. Procede de los tiempos de la Antigua Grecia y ha evolucionado en los países de habla hispana para referirse a cargos administrativos y, especialmente, judiciales. Su principal función es la de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Deben ser independientes (es decir, que no sean influidos por otro poder) e imparciales. «El que gobierna, conduce».

Procurador: deriva del latín procurare, de curare, de cura o cuidado. Procurador es aquella persona que, con la pertinente habilitación legal, ejerce ante los tribunales la representación de su mandante. No sólo físicamente sino inclusive la asistencia técnica al abogado para velar por los intereses de su cliente así como su asistencia y consejo.  «El que representa y vela».

La figura del ‘Procurator’ convivió junto a la del 'cognitor' (el que representaba a quien no podía hablar: enfermos, esclavos, ancianos) desempeñando otras funciones que con posterioridad darían lugar a lo que conocemos hoy como Procurador de los Tribunales. El Procurator romano era un hombre de confianza del dominus, o señor de la casa, que se encarga de administrar el patrimonio. La lealtad y la confianza eran elementos clave para ocupar este puesto dado que en su ausencia pasaba a ser su alter ego. En el siglo IV d.C Justiniano recoge la figura del procurador en el Corpus Iuris Civile:
«Procurador es el que administra patrimonios ajenos por mandato del dueño. Más el procurador puede ser nombrado para todos los negocios o para uno sólo, o estando presente o por medio de mensajero o por carta aunque algunos, como Pomponio, no consideren que es procurador el que acepta el mandato para un solo negocio».

Hasta el siglo XIII en Castilla se llamó personeros  a los procuradores.

Jurista: del latín «ius» o «iuris» derecho y del sufijo «ista» que indica el que realiza una actividad o que tiene una afición, también como especialista. En el derecho romano, su función era estudiar la ley y atender consultas públicas, resolviendo los casos que se les presentaban. Sus interpretaciones dieron lugar a la jurisprudencia. «El especialista, experto que profesa la ciencia del derecho».

Jurisprudencia: del latín 'iurisprudentia', que se compone del genitivo 'Ius', o 'Iuris', que se emplea para referirse al Derecho, y de 'prudentia', que es una contracción de 'providentia', y hace referencia al hecho de prever, a la previsión. De este modo, reuniendo ambas partes, la 'iurisprudentia' designa a la ciencia del Derecho, compuesta por las reiteradas sentencias que los tribunales o magistrados han previsto acerca de cada situación que tuvieron que analizar y resolver: «lo previsto en el Derecho».


miércoles, 26 de febrero de 2025

La historia de Prefab Sprout: de Swoon a Jordan



La historia de Prefab Sprout: de Swoon a Jordan

En 1985 Lionel Ritchie recogió el grammy al mejor álbum por Can´t slow down, en una ceremonia que pasó a la historia por haber sido aprovechada para reunir a una pléyade de artistas musicales con el fin de que grabasen We are the world, el single que recaudaría dinero a través de la marca USA for Africa, siguiendo el ejemplo que había ofrecido Bob Geldof en Reino Unido con Live Aid. Al frente de las operaciones, Harry Belafonte y el propio Lionel Ritchie.


Fue también este año el del primer concierto Farm Aid, celebrado para recoger dinero que ayudase a los granjeros norteamericanos, en grandes apuros económicos. Neil Young, Willie Nelson y John Mellecamp, recogiendo una idea expresada por Bob Dylan en el escenario de Live Aid, fueron los encargados de poner en marcha la iniciativa.

Este fue el año de Brothers in arms de Dire Straits, Born in the USA de Bruce Springsteen, Like a virgin de Madonna, Psychocandy de Jesus & Mary Chain o Once upon a time de Simple Minds. Estos fueron algunos de los álbumes que triunfaron justo en la mitad de la década. Mientras, en España, saboreaban el éxito Radio Futura, Hombres G, Joaquín Sabina y Viceversa, Luz Casal o Siniestro Total, entre otros.

En este contexto musical es cuando sale a la luz una gema del pop que alcanzaría una alta valoración de la crítica (que fue creciendo con el paso del tiempo) pero una modesta representación en las listas de ventas. Hablamos de Steve McQueen, el segundo álbum de una banda de pop británica procedente de Durham. Hablamos de Prefab Sprout, el grupo que montaron los hermanos Paddy y Martin McAloon junto a Wendy Smith (bajo y coros) y al baterista Neil Conti. Steve McQueen es el disco que sacará a Prefab Sprout del anonimato. En EEUU el disco se titula Two wheels good para evitar una demanda legal del actor Steve McQueen, lo cual atrajo la atención de la prensa hacia el grupo. Hoy en día es fácil encontrar comentarios sobre el álbum calificándolo como obra maestra atemporal del pop. Uno no sabe si es este tipo de cosas, o una mera estratagema comercial, lo que ha llevado a Paddy McAloon a declarar en su día que él era el mejor compositor que había dado Inglaterra y mucho más importante que el mismísimo John Lennon (pasando por delante de su admirado Paul McCartney entre otros). Posteriormente se disculpó, evidentemente, «animado» por los palos recibidos en medios de todo tipo. No deja de recordar esta salida por peteneras la protagonizada por Lennon poniendo la fama de The Beatles por encima de la de Jesucristo. Cosas del business y de los egos.

En todo caso, Paddy McAloon goza hoy en día de un justamente ganado estatus como arquitecto de melodías y letras de altísima calidad, a pesar de haberse mostrado siempre reticente a conducir su carrera musical siguiendo los dictados de las principales corrientes en boga o los pasos profesionales más habituales (y convenientes) como mudarse a Londres, por ejemplo.

Volviendo a Steve McQueen, en cuya icónica portada se ve a Paddy y su entonces novia Wendy subidos a una Triumph, la moto por la que el actor londinense sentía devoción; toca hablar de Thomas Dolby, su productor.

Durante la emisión de un programa de BBC Radio 1, Dolby habló en términos elogiosos de Don′t sing, uno de los temas del primer álbum de los Sprout (Swoon). La banda contactó con él, quién se reunió con Paddy en la casa de este en Durham. Paddy le mostró a Dolby entre cuarenta y cincuenta canciones que había compuesto tiempo atrás y dejó que el productor y músico escogiese sus favoritas. Dolby le pidió que grabar unas maquetas con ellas para que sirvieran como punto de partida de un LP.

Tras una colaboración que logró equilibrar las ideas de Dolby, quien dotó al disco de un sofisticado aire jazzy, y las intenciones de McAloon, el disco se grabó en Londres.

Pero ¿cómo empezaron los Prefab Sprout?, ¿qué rayos significa su nombre?

Bien, la cosa comienza en una pequeña localidad del condado de Durham llamada Witton Gilbert, a unos 27 km de Newcastle. En 1977 Paddy tiene 20 años y junto a su hermano Martin forman la Dick River Band, con la que recorren los pubs de todo el condado.

Al año siguiente le cambiará el nombre por el misterioso «Brote prefabricado». En realidad se trata de una confusión de Paddy al oír el tema Jackson de Nancy Sinatra y Lee Hazelwood, que comienza con «We got married in a fever hotter than a pepper sprout...». Se les une el batería Michael Salmon y autoeditan en un sello propio, Candle Records, un sencillo con el título de Lions in my own garden (exit someone). El título forma el acrónimo Limoges, la población francesa donde estaba estudiando la novia de entonces de Paddy. Un crítico musical la describió como «enigmática, melancólica, melodiosa y por tanto perfecta para un graduado en literatura desempleado y con problemas de pareja». Una forma magnífica de sintetizar algunas de las primeras obsesiones de Prefab Sprout y parte de sus señas de identidad. Poco tiempo después se unirá al grupo Wendy Smith y grabarán un segundo sencillo, The devil has all the best tunes.



En Newcastle, a tan solo 30 km de donde vivían, Keith Armstrong crea el sello Kitchenware Records en el sótano de una tienda de discos. Armstrong trabaja en HMV, la poderosa cadena de productos discográficos, y allí acudieron los McAloon para intentar que la tienda promocionase sus grabaciones. Armstrong, tras quedar gratamente sorprendido por su música, les propuso que fichasen por su sello. Kitchenware reeditó los dos singles de Prefab Sprout, que recibieron elogios incluso por parte de Elvis Costello y Keith Armstrong acabaría convirtiéndose en manager del grupo.

En Edimburgo, 1983, los Sprout deciden seguir con el juego de los acrónimos para titular su primer álbum Swoon (Songs written out of necessity). Álbum grabado con un nuevo batería y coproducido por la propia banda. Paddy McAloon, en otra muestra de su fascinante manera de ver algunas cosas que todo el mundo ve de otra, decidió no incluir en el disco sus mejores canciones, las que ya se habían probado y retocado en numerosas actuaciones en directo. En lugar de ello, apostó por temas más recientes y menos elaborados porque pensaba que si ese primer álbum fracasaba habría gastado sus mejores balas.



Amor, desamor, infidelidad, arrepentimiento, son básicamente sus temas y aparecen algunas de las señas de identidad de las letras de Paddy: las referencias espirituales y la tendencia a incluir gran cantidad de nombres propios, sean de personas reales o inventadas o lugares. En este caso aparecen Bobby Fischer, Juana de Arco, Che Guevara...

En cuanto a las referencias a Dios, hay que tener en cuenta que Paddy McAloon, cuya familia es de origen irlandés, estudió en un seminario de los once a los dieciocho años. El propio Paddy no tiene problema alguno en reconocerse como creyente, aunque ha manifestado discrepancias con la iglesia Católica. En todo caso, las alusiones al Creador son una constante en su discografía.

Vamos a poner a continuación los primeros versos de la primera canción de este primer álbum de Prefab Sprout porque siempre es interesante flipar un poco cuando se lee un texto que tiene una dudosa vocación de coherencia como el que están leyendo:
«An outlaw stand in a peasant land, in every face see Judas
The burden of love is so strange
The stubborn beast and the whisky priest are hiding from the captains. The burden of love is so plain».

(Un forajido de pie en una tierra campesina, ver a Judas en cada rostro
La carga del amor es tan extraña
La bestia testaruda y el sacerdote del whisky se esconden de los capitanes.
La carga del amor es tan sencilla)

Esta extraña letra sobre forajidos en México, esconde una frase en la que el narrador implora: «por favor, Dios, no dejes que eso cambie» tras haber dicho «como la mayoría, iré cuando quiera que las cosas se hagan».

En Green Isaac, el tercer tema, McAloon muestra cierta obsesión con el nombre de ese profeta bíblico («un nombre suave, suena como un puñado de lluvia»). También dicen que orar o hablar salen directamente del corazón.

En Cruel las referencias religiosas se entremezclan con las vicisitudes amorosas: «Cruel es el evangelio que nos libera a todos y te aleja de mí». «Señor, ¿qué haría yo? No me llames posesivo, (pero, Dios, ¡si se está besuqueando contigo!»)

Es interesante como, entre sus paranoias románticas que parecen sugerir que la fe supone algún tipo de impedimento en su relación, Paddy McAloon deja sentado el poder liberador del evangelio, aunque le otorgue una eficacia universal y no personal, como buen católico. El penúltimo verso de Ghost town blues dice: «pero Dios hizo las estrellas mientras modelaba el firmamento».

Como se ha señalado más arriba, Steve McQueen supuso un punto de inflexión en la trayectoria de la banda y situó a Paddy McAloon entre los letristas y compositores más destacados de su país. Publicado de nuevo con Kitchenware, el álbum se convierte en el mayor exponente del pop sofisticado, elegante, delicado y melancólico que va a facturar el grupo. Dolby exhibió su buen ojo para escoger entre un extraordinario conjunto de canciones que Paddy había reservado para la ocasión y esto es algo que el músico le ha agradecido siempre. La mayor participación de la voz de Wendy Smith también beneficia a este trabajo, que si bien comercialmente no despegó de modo fulgurante, se ha ido revalorizando hasta ser considerado como uno de los grandes álbumes de los 80 y de la historia del pop. Un álbum por el que vuelven a desfilar personajes tanto reales como imaginarios: Faron Young, Bonnie, Lucille y Johnny, Robin Hood, Hayley Mills o George Gershwin.




Hay en Steve McQueen un par de canciones que no escapan del lenguaje religioso de Paddy. Incluso en un tema como Hallelujah, que expresa la preferencia del narrador por la honestidad y la autenticidad en las relaciones amorosas en detrimento de las frases vacías y los grandes pero insinceros gestos, aparece la expresión «el Reino venidero» para expresar hiperbólicamente una gran distancia temporal. Además del propio título, que significa «alabado sea Dios» en forma literal. En Horsin′ around, otro tema que explora las relaciones sentimentales, se puede oír: «Dios, tan solo ciégame, no permitas que sus ojos inocentes me recuerden vendiéndolo todo al cisne, incluso al cisne». Es Paddy otra vez trazando una línea de puntos que une las zozobras románticas y su fe en el Ser Supremo. Nuevamente atisbamos su pasado de seminarista. Después del seminario, explica, sólo quería volver a casa. «No tenía la típica fijación de marcharme con la mayoría de edad. Pero mi padre me hizo ingresar en la Politécnica de Newcastle. No me importó, aunque lo que quería hacer es trabajar en el taller de mi padre todo el rato: escribir canciones y estar en el taller. Pero me gradué en el Politécnico y volví a trabajar en el taller. Sabía que mi padre acabaría por rendirse. Y yo tenía claro lo que quería hacer. Lo había encontrado y tienes muchísima suerte cuando es así».

Lo que sucedió es que ese ideal de vida de Paddy se fue transformando, como es natural, conforme su trabajo musical iba avanzando en cantidad y calidad. Cuando sale Steve McQueen se confirma el paso de madurez de Paddy. con respecto a aquella visión romántica respecto a la creación musical que había mantenido hasta Swoon: «Una vez que te ganas la vida con la música, el ambiente cambia. La gente que nos rodeaba decía después de Swoon: No ha estado mal para un disco que no ha costado mucho. ¿Dónde está el próximo? Y de repente, ya no estás machacando canciones en un local de ensayo, sino que estoy yo en una habitación intentando asegurarme de que la banda tiene un buen suministro de material. Es un estilo de vida extraño, en el que dependes casi totalmente de lo que creas, pero musicalmente no es tan intenso como cuando eras amateur y tocabas todas las noches». «No me gustaba estar en un grupo», dijo en otro momento. «Como adolescente, la música pop responde a una parte de fantasía de tu mente. Y la realidad estar en la parte de atrás de una furgoneta yendo a locales estaba tan lejos de la fantasía que la rechacé».

Fue esa presión que conllevaba extender el radio de acción de sus creaciones la que hizo que Prefab Sprout rara vez saliera de gira. Grabaron los álbumes From Langley Park To Memphis y Jordan: The Comeback en Estados Unidos, ya que Thomas Dolby tenía su base allí, pero la banda nunca llegó a hacer giras por el país.

Se cuenta que Paddy llegó a decirles a los jefes de CBS Records que no quería hacer promociones para los álbumes de Prefab Sprout, señalando que Robert De Niro no daba entrevistas y entonces, ¿por qué debería hacerlo? La respuesta fue: «Ustedes no son Robert De Niro, son un pequeño e irritante grupo de Newcastle». Considerando la vida en carretera de bandas similares, puede decirse que Paddy se salió con la suya.

La hiperactividad creativa y/o la costumbre de acumular canciones en un cajón hizo que a las pocas semanas de publicarse Steve McQueen, Paddy llevase otra vez al grupo al estudio para grabar Protest Songs, un álbum más crudo, experimental y árido (en la línea de Swoon). Esto, junto a la dificultad para hallar canciones que funcionasen como sencillos, llevó a la CBS (que publicaba ahora sus discos junto a Kitchenware) a ralentizar primero y posponer después la publicación del disco. El buen funcionamiento internacional del sencillo When love breaks down acabó por aparcar Protest Songs hasta un momento más idóneo.



En 1988 Prefab Sprout publica un álbum en cuyo título une pomposa y sorprendentemente una pequeña población de su condado y uno de los principales ejes musicales de Estados Unidos. From Langley Park To Memphis. El disco logra despejar los temores de que los tres años transcurridos entre el anterior álbum y este hubiese alejado a los Sprout del favor popular. Al contrario, las dos primeras canciones, The King of Rock ′n Roll y Cars and girls, se convirtieron en dos de los principales éxitos en la trayectoria del grupo.

El disco tiene un sonido perfecto, tal vez demasiado elaborado para los gustos actuales y ya en su momento fue considerado como sobreproducido por parte de la crítica musical. Lo que nadie discutía era la capacidad de Paddy para mantener su sello de melancolía, languidez e introspección al servicio de unas melodías exquisitas que cada vez hallaban un ángulo más comercial.

Esta vez, por problemas de agenda, Thomas Dolby solo produce cuatro de las canciones. De los otros seis se ocupan Jon Kelly (Deacon Blue, The Damned), Andy Richards (Pet Shop Boys, Frankie Goes to Hollywood) y el propio Paddy McAloon. La intención de este era que cada tema contase con su propio productor, tratando de lograr un sonido mucho más variado que con el álbum anterior, intención que fue abandonada por dificultades logísticas. Paddy quería extender la popularidad del grupo y dotarlo de un sonido más universal. La portada del disco refleja esta intención de mostrarse al mundo con un colorido retrato de los miembros del grupo mirando directamente a la cámara.

También contrastando con el trabajo anterior, la mayoría de las canciones de From Langley Park To Memphis fueron escritas al teclado. Por aquel entonces Paddy trabajaba en casa con un par de Rolands (JX-3P y JX-10), un Yamaha DX7, un Ensoniq Mirage y un Casiotone. Se encontraba más cómodo con el Roland JX-3P para componer mientras que usaba un Fostex B16 para grabar las maquetas. Su intención era escribir canciones más accesibles que en discos anteriores, según declaró. Buscaba buenas canciones a través de la sencillez. Y puede asegurarse que lo consiguió puesto que los Prefab Sprout más efervescentes y populares, sin merma alguna en cuanto a calidad musical lograron con From Langley Park To Memphis su disco de más éxito.



Como suele suceder cuando se involucra una empresa de las dimensiones de CBS, los recursos a disposición de la banda aumentan exponencialmente y así este disco pudo contar con colaboradores de la talla de Pete Townshend (The Who) quien pone la acústica en Hey Manhattan!, Stevie Wonder, cuya armónica se escucha en Nightingales o The Andrae Crouch Singers, un grupo góspel de grandísima relevancia. Las típicas aportaciones testimoniales que apuntan a dar mayor empaque al producto de cara a las ventas, pero que suponen para Paddy y los suyos una subida en el escalafón (amén del orgullo profesional).

Los Prefab Sprout siguen jugando su cartas ganadoras: un envoltorio de pop suave, sofisticado y envolvente, al servicio de melodías cercanas que no desdeñan los sonidos soul o gospel como en I remember that, The Venus of the soup kitchen o Knock on wood, en la línea de Sade o Simply Red, que también llamaban la atención en aquel entonces.

Las letras renuevan la colección de nombres: Bruce (Bruce Springsteen, al que se atreven a pinchar en Cars and girls porque «algunas cosas hacen mucho más daño que los coches y las chicas»), Nancy, Charlie, Kenneddy, Uncle Sam.

Salpicadas aquí y allá, como siempre, aparecen referencias religiosas:
«Apestoso ladrón de coches, ese es mi concepto de pecado», «el crío tiene un bólido, cree que lo convierte en una especie de nuevo Dios» , «¿espera el cielo todo celestialmente sobre el próximo horizonte?» (Cars and girls).

«Dios es un trueno orgulloso somos gatos de dibujos animados con un miedo bíblico bajo los sombreros» (Nightingales).

Esto es lo que dijo Paddy en cierta ocasión sobre este tipo de referencias: «A veces me gusta usar el lenguaje religioso porque es rico en simbolismo. Soy católico, aunque no de los mejores. Soy muy crítico con la Iglesia Católica. Mi música es optimista y espiritual...».

Tras From Langley Park To Memphis, se publica tras cuatro años de demora el patito feo de la discografía de Prefab Sprout. Ninguneado por los jefazos de la discográfica, producido por el propio grupo, con un título que no obedece de manera estricta a su contenido, sin sencillos que lo promocionen... todo son obstáculos para darlo a conocer. Lo cierto es que algunas copias piratas se habían filtrado y había acabado circulando entre los fans de la banda.

Paddy ofrece con Protest songs un disco más árido y menos adornado que en álbumes precedentes, sin duda más cerca de la propuesta de Swoon pero con unas letras muy trabajadas y una notable variedad musical.

Su título es algo engañoso, puesto que la mayoría de las canciones no tienen nada que ver con la protesta. Aunque es cierto que, por una vez aparecen algunas cuestiones sociales en sus textos, pero no es el principal tema del álbum. Las canciones son irregulares, escurridizas, poco comerciales, aunque temas como Horsechimes, Life of surprises (con hechura de hit, la única que fue recogida en recopilatorios), el sorprendente escarceo con el Music-hall que es Tiffanys (canción que rescataron de sus comienzos musicales) o la aventura sonora de Til the cows come home (en clave social) o Diana (sobre la deificación de la princesa de Gales y la presión que hubo de soportar) son verdaderas muestras de la variedad de registros que dominaba su autor sin comprometer la calidad.

Dublin es una maravillosa balada en la que se oye únicamente a Paddy con la guitarra acústica y que aborda «the troubles», como se llama en el Reino Unido al conflicto étnico-nacionalista sufrido en Irlanda de Norte entre 1960 y 1998 y que ocasionó 3.500 muertes. Comparte autoría con Michael H. Brauer y lo volverá a hacer en Pearly Gates («puertas nacaradas» literalmente, pero con el sentido de «las puertas del cielo» según algunas denominaciones cristianas. Es una expresión inspirada en la nueva Jerusalén tal y como se describe en el libro de Apocalipsis 21:21). Esta canción es la que cierra el disco y lo hace de una manera brillante, para tratarse de una canción sobre la muerte. «No habrá ninguna estampida a las puertas del cielo», «desnudos y asustados, agachándonos nos arrastraremos gateando», «no me importa la espera». Son lugares comunes que Paddy expone con honestidad, sin sentimentalismos.

Muchos años después, Paddy diría que «si todo el mundo viviese para siempre, la vida no tendría sabor alguno... Nunca me he referido directamente a la muerte en mi música (sic monumental) pero es algo que la moldea».

Otras expresiones de corte religioso en distintos temas de este álbum:
«Como por la gracia de Dios será el corneta en el día del juicio final» (Wicked things).

«Donde empieza el ADN o Dios» (Dublin)

«Oh, Dios mío, que alguien se lo diga» (Tiffanys)


La acogida que la crítica musical dio a Protest Songs fue extraordinaria, con el mérito de haber sido precedido por dos exitosos álbumes de los que Paddy quería distanciarse en el terreno sonoro. Hablando sobre él en 1998, Paddy dijo que «la idea principal era la deconstrucción del pop en su totalidad. Tenía que ser un disco sobrio, humilde, básico».


Jordan: the Comeback es un disco ambicioso de diecinueve temas y más de una hora de duración, el último con la formación «clásica»: Paddy McAllon (guitarra y voz), Martin McAllon (bajo), Neil Conti (batería) y Wendy Smith (coros). Thomas Dolby volvió a tareas de producción, aportando el sintetizador y las cuerdas.

Aunque sólo es un disco, el número de las canciones, los muchos estados de ánimo, tempos y temas de Jordan... hacen que parezca más bien un doble. El álbum muestra una amalgama de estilos: funk, disco, country, bolero, samba... parece ser que Paddy se inspiró en los álbumes recopilatorios de K-tel, de gran éxito comercial por aquel entonces, con la idea de que «el oyente fuese sumergido en todos esos estilos musicales que le llegaban uno tras otro».

Abre el disco Looking for Atlantis, que combina el tono melancólico con un ritmo trepidante, mientras la voz de Wendy Smith hace de contrapunto. Wild Horses es un tema más sutil, más delicado, con McAllon cantando incluso en falsete. Machine Gun Ibiza muestra el pop elegante y melódico marca de la casa. Luego viene la melancolía envasada de We let the stars go y cierra una primera parte fascinante Carnival 2000 con su tono frívolo y experimental. Jordan: the Comeback es un tema también elegante pero más complejo. Le siguen dos versiones del mismo tema: mientras Jesse James symphony es más minimalista, Jesse James Bolero gana en consistencia al añadirse un punto de épica. El inicio de Moon dog sugiere un camino distinto, incluso estridente, pero que luego muta hacia el pop elegante y clásico de los Prefab de siempre. En All the world loves lovers destaca la voz de Wendy Smith. All boys believe anything es una canción intimista que juega con la complicidad entre las dos voces. The ice maiden es un tema un tanto barroco, sin alejarse del sonido clásico de la banda. No funcionan igual de bien Paris Smith ni The wedding march, un medio tiempo que no brilla demasiado. One of the broken abre el tramo final del disco, un tema lento en el que manda el piano. Michael es un tema raro, musical y líricamente, en el que Paddy se dirige al arcángel Miguel. La breve Mercy es Paddy cantando a capella prácticamente. El nivel compositivo sube con Scarlet nights, un tema pop en el que apuesta de nuevo por una hechura más clásica. Con Doo wop in Harlem termina el disco con su tempo lento y, una vez más, una elegancia atractiva y sofisticada en las voces.



La lista de nombres propios (personas, lugares) va desde Elvis Presley a Jesse James (jugando con la figura del famoso bandolero, pero también con la del hermano gemelo de Elvi, fallecido en el parto) de Atlantis a Ibiza, del río Jordán a Harlem, de Lucifer al rey David, pasando por el arcángel san Miguel y la cantante Agnetha Fältskog (ABBA).

El álbum está dividido en cuatro secciones (canciones directamente pop, canciones sobre Elvis, canciones de amor y canciones sobre el destino o la muerte). Los cinco primeros temas son lisa y llanamente cinco temas pop sin ningún tipo de relación entre ellos. De la sexta a la novena tenemos las canciones relacionadas con Elvis Presley. La canción que da título al álbum imagina a Elvis aún vivo y recluido en el desierto de Nevada, aguardando por la canción adecuada para regresar al mundo de la música. Paddy habla del río Jordán en el estribillo como metáfora de un destino espiritual al final de la vida terrena. Hay quien vincula también esta referencia con la fascinación que mostró Elvis por el gospel al final de sus días y con el nombre de su grupo de coristas: The Jordanaires. Jesse James Symphony y Jesse James Bolero surgen del paralelismo que ve Paddy entre el famoso forajido y el propio Elvis («la patética historia de una vida joven desperdiciada») y sus muertes prematuras. Moondog fantasea con la idea del Colonel Tom Parker montando el concierto de regreso de Elvis en la mismísima luna. La pista samplea aplausos procedentes de un concierto del músico de Mississippi. El bolero le pareció un género apropiado para el tema a Paddy, ya que se trata de «un baile señorial, pero un baile señorial que no va a ninguna parte».

La sección que va de la décima a la decimocuarta canción corresponde a los temas de amor. La alegre All the world loves lovers trata del inicio de una nueva relación sentimental. Paddy comentó alguna vez que le gustaría escuchar una versión de este tema en la voz de Frank Sinatra. La única letra que se oye en All boys believe anything es el propio título, un acrónimo inverso del nombre del grupo sueco ABBA de quien Paddy ha tenido una magnífica opinión desde su adolescencia. De hecho, el siguiente tema, The ice maiden, trata de su cantante Agneta. En The wedding march aborda el tema del matrimonio («un baile cuyos pasos nunca pude aprender»). Paris Smith arranca de cierta ocasión en la que Wendy Smith comentó que, si tuviese un hijo, le pondría un nombre raro que contrastará con su apellido (uno de los más corrientes en el mundo anglosajón). Paddy declaró que la letra era "un intento de exorcizar mis temores sobre el futuro" (refiriéndose a la paternidad). La última parte, del tema decimoquinto al decimonoveno, la ocupan temas relacionados con la muerte y el destino. De One of the broken Paddy ha dicho que se trata de una de sus mejores canciones. Está narrada desde el punto de vista de Dios, a quien se muestra instando a los creyentes a ayudar a los demás en lugar de cantar himnos devocionales. Michael trata de la añoranza de Lucifer por el Paraíso, hasta el punto de que pide ayuda al arcángel Miguel para escribirle una carta a Dios. Las dos últimas canciones tratan sobre la muerte. Scarlet nights habla de alguien que espera el momento final de su vida terrena, combinando un ritmo pop con influencias del sonido disco con la solemnidad de un órgano de iglesia. En Doo wop in Harlem Paddy se dirige a un amigo fallecido: «si no hay un cielo que te acoja esta noche, nunca cantaron doo wop in Harlem». Su autor consideraba este tema «perfecto para Ray Charles».

Durante la promoción de Jordan... Paddy se explayó en una entrevista sobre su método compositivo, explicando que cambiaba las cosas según el día, según su estado de ánimo. Una vez compuesta una canción, la dejaba aparte para volver sobre ella más adelante porque sabía que podría querer cambiar cosas. «Para alguna gente esa es una mala cosa, porque piensan que no es espontáneo pero para mi la espontaneidad no tiene valor a menos que estés contento con ello más adelante. Si es espontáneo y es mano no sirve de nada». Sobre la sencillez del pop dijo en una ocasión «créeme, podría hacer los discos de ruido más brillantemente oscuros que jamás hayas oído. De niño me gustaba Stockhausen. Pero cuando me hice mayor me di cuenta de que pasaba más tiempo escuchando a Abba que a Stockhausen» […] «pensé que quería escribir canciones en las que las melodías no estuvieran enjauladas por el formato pop de pequeñas estrofas. La mayoría de las melodías pop son muy retorcidas, no fluyen, no se prolongan durante ocho compases. Quería algo como si Trevor Horn estuviera haciendo una banda sonora de Walt Disney. Melodías vagabundas y extravagantes, en lugar de la cosa pop de los ganchos».

Prefab Sprout se dedicaron a la música pop, pero Paddy McAloon era demasiado inteligente y creativo para conformarse simplemente con eso. Jordan es intenso, filosófico y delirante y sitúa a los Prefab en un territorio que solo ellos ocuparán. Suele decirse que la música de los Prefab tiene un nosequé de ingravidez que hacer flotar la melodía, como si procediese de las nubes más que de la tierra. Eso es cierto, una vez más en este su quinto álbum de estudio. A partir de él, la carrera de Prefab Sprout se volvería más errática y dispersa, con Wendy Smith y Neil Conti abandonando la formación en 2000 y, Martin McAllon, en 2010.


Álbumes de estudio

Swoon (1984)
Steve McQueen (1985)
From Langley Park To Memphis (1988)
Protest Songs (1989)
Jordan: The Comeback (1990)
Andromeda Heights (1997)
The Gunman And Other Stories (2001)
Steve McQueen (reedición acústica) (2007)
Let′s Change The World With Music (2009)
Crimson/Red (2013)
I Trawl The Megahertz (reedición) (2019) - released as solo album by Paddy in May 2003
Compilaciones
A Life Of Surprises: The Best Of Prefab Sprout (1992)
38 Carat Collection (1999)

Manuel Pérez Lourido, el 03 de Febrero de 2025 .

jueves, 13 de febrero de 2025

HISTORIA SEMÁNTICA DEL TÉRMINO 'MAGISTERIUM'



HISTORIA SEMÁNTICA DEL TÉRMINO 'MAGISTERIUM'




«Historia, magistra vitae». 

La historia también es, en buena medida, maestra de la vida de la Iglesia. Y acercarnos con precisión crítica a sus fuentes es camino obligado para la no menos obligada reinterpretación de usos y costumbres; precisamente para no caer en arbitrariedad de ningún signo. En este sencillo artículo el autor trata de conducirnos en busca de las diferentes acepciones que la palabra 'magisterio' ha tenido a lo largo de los siglos, hasta llegar a su sentido actual. Pour une histoire sémantique du terme «magisterium», Revue de Sciences Philosophiques et Théologiques, 60 (1976) 85-97 

En la Iglesia ha habido siempre una función de enseñanza ligada sea a los carismas, sea a una autoridad dotada ella misma de carismas. Esta realidad ha sido expresada desde los orígenes por diversos términos: didaskalos (enseñante), didaskalia (enseñanza), y el gran número de palabras que desde el NT designan a los predicadores, a los que enseñan, a los que guardan la parathèkè (el depósito), la «misión para predicar" (Clemente Romano), la «praedicatio ecclesiae» (Ireneo) y el famoso «charisma veritatis certum» (Ireneo ) cuyo sentido se discute: ¿don objetivo de la verdad o carisma de función? Sería necesario también hablar de lo que encierran las palabras cathedra, «madre y maestra» (aplicado a la Iglesia romana), poder, autoridad, «derecho de enseñar y de predicar» (S. León), etc. En casi todas las épocas se ha hablado de "función de enseñar". Todo esto no son más que algunos ejemplos para ilustrar un dato previo: la palabra magisterium no ha sido la única expresión de lo que nosotros designamos hoy con ella.

«MAGISTERIUM» COMO AUTORIDAD

En el latín clásico

El término es raro en el latín clásico. Magister viene de magis (más) como minister viene de minor (menor). La antigüedad y la edad media han conocido innumerables aplicaciones del título de magister que designaba al primero o al jefe en toda clase de actividades y dominios: jefe de los jinetes, jefe de los soldados, etc. Magisterium, dignidad u oficio de un magister, ha servido para designar primeramente toda situación de jefe. Pero, en seguida, se aplicó más especialmente a la función y actividad de preceptor, profesor, doctor, consejero, ejemplo. Esta misma sucesión lógica de sentido es la que encontramos en el uso cristiano del término: un primer sentido global de autoridad y una inmediata aplicación preferencial a la enseñanza, hasta que a partir de la función oficial e incluso jerárquica de enseñanza, la palabra llega a designar el cuerpo de pastores que tienen autoridad para ejercer esta función: el magisterio. Pero esta acepción, corriente en nuestros días, no aparece con claridad antes del siglo XIX.

San Agustín

En Agustín, magisterium se refiere en primer lugar a la enseñanza; pero además, está normalmente reservado a Dios (o a Cristo), mientras que los hombres de Iglesia no tienen más que ministerium. Siguiendo a Mt 23, 10, Agustín tiene la profunda convicción de que "tenemos el magisterium en el cielo". Son innumerables los pasajes en los que lo subraya. Esta enseñanza divina toma a veces el sentido objetivo de "lección" (p. e., la tentación de Cristo como magisterio, es decir, como lección para el cristiano). Sin embargo, aparece también la expresión "dejar el cargo de aquel magisterio", referida a dejar su cargo de enseñanza. Los hombres, por su parte, no tienen más que un servicio, un ministerium: «estando de tal modo convencidos de nuestra obligación de servicio que hablemos no como magistri sino como ministri». Este par, magister-minister, es clásico. Se encuentra en Tertuliano, en Tomás de Aquino, en Buenaventura, para quien Cristo es «principalis magister» y los hombres sólo "ministeriales doctores". 

Otras fuentes 

El término magisterium conservó largo tiempo este sentido de autoridad. Aplicado a Cristo, a los pastores de la Iglesia, designa el poder que les ha sido conferido para que sean ministros de salvación. Según Lactancio, Cristo vino «para, una vez vencida la muerte, conducir, mediante su magisterio, al hombre hacia Dios». Y el Ambrosiaster (hacia 380) subraya que Jesús, al pagar el impuesto, lo hizo por él mismo, por Pedro y por todos los apóstoles, porque todos estaban como contenidos en el Salvador, a causa de su magisterio, porque era su jefe. En san León ( 591), que «el obispo sea el magister de los fieles» significa que los gobierna con piedad y rigor. 
Y san Gregorio, en la Regla Pastoral (591) entiende por magisterium (magisterio pastoral) el lugar y la función del jefe. Este mismo sentido de «autoridad aquel magisterio», referida a dejar se continúa en Juan XIX (1024) para quien magisterium Petri significa la autoridad de Pedro, su poder de atar y desatar. Lo mismo ocurre con Alejandro II: la palabra designa la autoridad que decide, incluso desde el punto de vista jurídico. Y en el Anónimo Normando (hacia 1100) significa una posición de autoridad, incluso de superioridad: ninguna Iglesia la tiene sobre otra Iglesia. 

En la Edad Media, «maestro» era el título del jefe de una corporación; magisterium, la dignidad y el cargo de «maestro». Alejandro III instituye un maestro de la Orden de Santiago (1175). Al aprobar en 1186 los estatutos de una comunidad de canónigos regulares, Urbano III emplea el término en el sentido de gobierno, autoridad, dirección. En la misma línea, están Celestino III, Inocencio III, Joaquín de Fiore, Clemente IV. Y cuando la palabra responde a la expresión clásica "madre y maestra", se matiza con una evocación de formación de discípulos por un maestro. El mismo Tomás de Aquino utiliza también magisterium en su sentido radical, el de la situación de jefe, una autoridad que decide y juzga. Y el excelente latinista que fue León XIII no olvidó el sentido original cuando usa la expresión «bini magistratus» = las dos autoridades soberanas.


«Magisterium» como enseñanza

Era normal que el mismo término que designaba primeramente una situación de autoridad o de dirección, haya sido aplicado a una función de enseñanza. Ya lo hemos visto en Agustín. Su contemporáneo Celestino I dice, refiriéndose a la actitud de Cirilo respeto a Nestorio: «Se ha esforzado en hacer volver al colega que se estaba alejando, le ha ofrecido la mano de su magisterio...» ¿Cómo traducir la última frase? «Le ha ofrecido su mano de obispo-doctor»; creemos que el sentido es éste, en lugar de "su magisterio", que sería demasiado preciso. Máximo de Turín ( 1072) rechazaba que la razón tuviera un "derecho de magisterio" en la interpretación de las Escrituras. Acceder "al magisterio de la lección divina" era acceder a la dignidad de comentar las Escrituras: precisamente se le reprochaba a Abelardo haberlo hecho "sin magisterio"; y el mismo emplea a menudo el término magisterium para designar la función y el derecho de enseñar. 

Esto era corriente en una época en la que el título de magister (maestro) se atribuía de por vida a quien había desarrollado una docencia pública. Pero todo el mundo era consciente de que sólo Dios (el Espíritu Santo) es el maestro supremo y posee el magisterio absoluto, aunque bien es verdad que, contrariamente a S. Agustín, no se duda en atribuir a los hombres un magisterium evidentemente ministerial (Tomás, Buenaventura). El texto de la Edad Media en el que el término se aproxima más a su sentido actual es, sin duda, el de Bernardo de Fontcaude cuando critica a los discípulos de Valdo que leían las Escrituras y predicaban al margen de las autoridades de la Iglesia: ni el mismo Cristo enseña directamente a Pablo y a Cornelio «para mostrar que el magisterio de la Iglesia debía ser custodiado inviolablemente». Respecto a Tomás de Aquino hay que aducir aquí, sin pretender que sea el único testimonio, la distinción que hace entre «magisterio pastoral» (el del prelado que tiene jurisdicción) y «magisterio de doctor», de tipo y valor científico; en donde se ve claramente que la palabra no tenía entonces su sentido actual (el magisterio). 

«MAGISTERIUM» COMO DOCTRINA Y COMO CUERPO JERÁRQUICO

Primeros indicios

Si magisterium se aplicó particularmente a la enseñanza, era asimismo normal que la palabra llegara a emplearse en sentido objetivo para designar el contenido de la enseñanza, una doctrina. Así lo emplean san Cipriano, Inocencio I, san León, el segundo concilio de Nicea, etc. El Exordium Mágnum del Cister llama a los monjes a seguir la enseñanza saludable o los ejemplos (magisterium) de los fundadores monásticos y de los abades. Y Guillermo de Auvernia llega a titular su gran suma teológica, Magisterium Divinale


Consecuentemente, si la palabra designaba primero una posición de autoridad y, muy pronto, conoció una aplicación particular al orden doctrinal, es lógico encontrar textos que anuncian ya la acepción moderna del término. Alejandro III (1175), por ejemplo, habla del magisterium de la Iglesia romana (de Pedro) y pide recurrir a ella en caso de problemas. Precisamente entonces comienza un desarrollo nuevo de la conciencia de una autoridad doctrinal del papa. Celestino III (1196 ), queriendo promover la vuelta de Chipre a la unidad de la Iglesia romana, escribía que Dios «concedió (a la sede romana) el principado de todo el magisterio». La palabra podría no tener más que el sentido primario de autoridad, pero se trata de la unidad de la fe y el texto continúa diciendo que «todos deben aceptar las reglas del magisterio, ya que en éste puso Cristo el principado de toda la Iglesia».
 
La Escolástica 

En la teología de los grandes escolásticos ocupaba un lugar más preciso lo que nosotros entendemos hoy por magisterium, aunque no emplearan la palabra misma. Br. Tierney hace remontar a J. P. Olivi la afirmación de una infalibilidad pontificia cuando se determina un punto de fe. Sin embargo, Olivi no da a las palabras «magisterio, magisterial» un sentido que sobrepase al que hemos rastreado, es decir, el de una autoridad de decisión. Guido Terreni, que antes de 1328 usa la palabra infallibilis (que no emplea Olivi), no utiliza el término magisterium más que en el sentido de enseñanza. A pesar de ello, con las palabras tradicionales se produce un acercamiento al uso moderno: «...La Iglesia es regida por el magisterio del Espíritu Santo, por cuyo instinto fueron escritas las Escrituras...» (Claudio Jayo). 

Si la Iglesia, pues, es regida por el magisterio del Espíritu Santo, goza de su impulso. Pero, ¿cuál es la persona, el sujeto de este carisma? La tradición es rotunda: la Iglesia misma. Ahora bien, desde la más remota antigüedad la Iglesia romana, «madre y maestra», fue afirmada y considerada como la que verifica este carisma de una manera particular. Con el correr de los siglos se ha reconocido que el carisma eclesial está personalizado por los pastores que, como ministros, ejercen, a nivel de la vida histórica de la Iglesia, el magisterio de Cristo y de su Espíritu. 


Hacia el sentido actual

 Esta visión se precisó en la eclesiología de la Contrarreforma (Melchor Cano, Belarmino, etc), en las discusiones con los jansenistas y protestantes, en las críticas de la Ilustración. En el siglo XVIII se distinguirá entre Iglesia docente e Iglesia discente y se hablará de infalibilidad activa para la primera y, para la segunda, de infalibilidad pasiva. Estas categorías llegan a ser comunes en los catecismos a principios del siglo XIX. 
Sin embargo, esto no es aún exactamente lo que nosotros llamamos hoy el magisterio, es decir, un cuerpo jerárquico preciso; todavía se trata de la función de enseñanza de la Iglesia ejercida con una autoridad que representa la de Dios; pero cada vez estamos más cerca del sentido actual. 

La expresión «el magisterio» en su acepción actual fue introducida por la teología del siglo XVIII, pero sobre todo por los canonistas alemanes de principios del XIX. Fue F. Walter quien, en la segunda edición de su Lehrbuch des Kirchenrechts (Bonn, 1823), introdujo la distinción tripartita de poderes en la Iglesia: Un poder de magisterio al lado de un poder de ministerio o de orden, y de un poder de jurisdicción o eclesiástico en particular. La distinción tuvo éxito y, a partir de entonces, el término «poder de magisterio» pertenece al vocabulario eclesiástico. Aparece casi en seguida en una encíclica de Gregorio XVI al clero suizo y en el breve contra Hermes (1835): éste ha dicho cosas absurdas, extrañas a la doctrina católica, «en particular en lo que toca a la naturaleza de la fe, la regla de lo que se ha de creer, la tradición, la revelación y el magisterio de la Iglesia». 

Igualmente Pío IX escribe en 1849 que en la Iglesia romana reside el «irreformable magisterio de la fe»; y años después (1863) hablará de la obediencia debida al magisterio de la Iglesia. Esta obediencia se reclama no sólo para las definiciones expresas de los concilios ecuménicos o de los papas, sino también para aquello que es dado como revelado «por el magisterio ordinario» de la Iglesia (DS 2875). 

El Vaticano I 

La comisión teológico-dogmática encargada de preparar el Vaticano I había precisado en estos términos el sujeto de la infalibilidad: «la infalibilidad... se halla en el magisterio». El esquema Summi Pastoris adopta abiertamente la distribución tripartita de poderes, en primer lugar el de un "magisterio visible". La palabra designaba en esta ocasión directamente una función más que un cuerpo definido; pero el sentido de cuerpo de pastores aparece frecuentemente en los oradores del concilio y, mezclado con el sentido de oficio, en el segundo esquema Tametsi Deus. El capítulo IV, en fin, del decreto Pastor Aeternus está consagrado al magisterio infalible del romano pontífice. 

Nuestro término aparece ahí dos veces, con el sentido de oficio y de actividad docente. León XIII, por el contrario, con la palabra designa claramente el cuerpo de pastores. Pío X, por su parte, emplea el término para designar a la vez la función y a los que la ejercen. 

El siglo XX 

De los últimos papas, Pío XII y Pablo VI han hecho un uso frecuente de la palabra magisterium. En este recorrido rápido que hemos emprendido, y sin pretender un balance definitivo, veamos algunos textos. Mientras que, en la Mystici Corporis (1943), Pío XII enuncia las tres funciones, pero sin usar la palabra magisterium (ésta es aplicada a Cristo), en la H u m a n i generis (1950) el término es empleado para designar el magisterio, es decir, la función o actividad jerárquica de enseñanza y, a la vez, el cuerpo de pastores encargado de ella. Aparece aquí la expresión «magisterio vivo» (recogida de allí por el Vaticano II, Dei Verbum 10). 

A partir de entonces Magisterium Eclesiae reaparece con frecuencia con el sentido de el magisterio, así en la constitución Munificentissimus (1950) sobre el dogma de la Asunción. Y el discurso de canonización de san. Pío X (1954) proclama que después de los apóstoles, sus sucesores legítimos, los obispos, son «verdaderos doctores o maestros», el papa «supremo maestro en la Iglesia», los teólogos (asociados por aquellos en el «oficio de maestro») llamados a enseñar «por el encargo que han recibido del magisterio legítimo». 

Esto es el magisterio, cuerpo jerárquico de doctores. El mismo sentido aparece en el mensaje radiofónico Inter complures (1954 ), en la constitución Sedes Sapientiae (1956 ), en el discurso Di gran cuore (1956 ), en donde se advierte a los teólogos que ellos no son los maestros del magisterio, etc. El pensamiento de Pío XII sobre el particular era muy claro y definido.



Pablo VI tiene en estas materias los mismos conceptos y el mismo vocabulario que Pío XII. En su discurso de apertura del Vaticano II (segundo período), emplea la palabra magisterium en el sentido de función; pero poco después (Incensissimo desiderio, 1964) la usa para designar el magisterio. Sin embargo, en otras ocasiones designa a la vez la función («poder de magisterio»), la enseñanza y el cuerpo jerárquico de los que la ejercen. 

Conclusión 

Podemos concluir, pues, que el término magisterium empleado para designar el cuerpo de pastores que ejerce con autoridad la función de enseñanza, es decir el 'magisterio', parece ser de uso reciente. Esta acepción se usa en Gregorio XVI y en Pío IX y es contemporánea de la serie de encíclicas que comienzan generalmente con Mirari vos. Dicha acepción llegó a ser común en Pío XII y, aunque con menos constancia, en Pablo VI.

Tradujo y condensó: CARLOS CASCALES


lunes, 3 de febrero de 2025

Colegiales y manteístas en la universidad española



Entre los estudiantes universitarios españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII existía una división en las dos categorías en que cristalizó su tendencia a la división en grupos. Se dividieron los estudiantes en colegiales y manteistas; aquéllos eran los que, por gracia o mediante pago, vivían en los Colegios fundados juntos a las universidades y se distinguían por llevar una prenda especial llamada beca, nombre que se hizo extensivo a la pensión que disfrutaban.

Los manteístas, llamados así por ir vestidos con el traje talar y encima el manteo (capa con cuello), vivían en casas particulares y pensiones, teniendo que realizar diversos trabajos domésticos para poder vivir.

Esta separación clasista tendrían gran repercusión a la hora de la reforma universitaria de la Ilustración y fue el origen de muchos de los desórdenes y faltas de disciplina. Resultaba de todo ineficaz que los bedeles y alguaciles de las autoridades académicas hicieran rondas por las pensiones y colegios para vigilar que los estudiantes guardaran las horas señaladas en los estatutos para el estudio.

Con el tiempo, los colegiales se convirtieron en una auténtica casta de elegidos, que cubrían todos los cargos en las universidades y a los que el estudio terminó importando poco. Incluso cuando acababan sus estudios, solían quedarse como «huéspedes» disfrutando de mayores privilegios si cabe, para optar a cualquier cátedra, prebenda o puesto funcionarial.

La figura de los «hacedores» en los Colegios autollamados «Mayores» terminó por eliminar prácticamente la celebración de concursos de méritos. «Hacedores» eran los antiguos colegiales que habían conseguido llegar ya a los puestos más influentes del Estado, y desde allí manejaban a su antojo las becas vacantes. Así se explica que las becas fueran a parar «a hijos, sobrinos, parientes y allegados de otros colegiales, y especialmente de consejeros, camaristas, obispos y otras personas de autoridad que puedan otro día volver la vez al Colegio, esto es, favorecer en las pretensiones a sus colegiales...», y que, «por otra parte, la Junta de Colegios, aunque obligada de oficio a celar la observancia de las Constituciones, es paciente, es benigna, sabe disimular con los amigos y aun dispensarlas con el mayor garbo».

«Consta que de tiempo inmemorial no se celebra concurso, y que sólo se presenta un opositor y que éste acostumbra a venir recomendado de los Hacedores... Se tiene igualmente por cierto que, por lo menos algunas veces, las lección que prescriben las Constituciones con puntos de veinticuatro horas, está estudiada y hecha muchos días antes y en alguna ocasión sobre puntos que no se cortearon, porque el Colegio no puede resistirse a las poderosas recomendaciones con que suele venir el presentado».

Informes sobre los Colegios Mayores de Salamanca,
Felipe Bertrán (1703-1782), Inquisidor General






Los ribetes en los estudiantes del siglo XV se refieren a las prendas especiales que llevaban los colegiales y manteistas, quienes vivían en los colegios fundados junto a las universidades.

domingo, 2 de febrero de 2025

La guerra de las hazañas, (La toma de Granada)

  La guerra de las hazañas, (La toma de Granada) 




Pero, a pesar de todo el aparato técnico y moderno de aquel ejército, puede más que todo el aire perfumado y poético de Granada y su vega. La guerra toma en seguida un aire caballeresco de novela y romance. 
La emoción que en toda Europa ha producido, como dijimos, esta campaña, ha traído a ella aventureros y voluntarios de muchos países: alemanes, franceses, irlandeses. Son pocos, pero valientes y escogidos: vienen en busca de fama y gloria. 
Esto pica a los caballeros españoles, que se esfuerzan en oscurecerlos con su valor y arrojo. La guerra es como un continuo concurso de hazañas y valentías particulares, a ver cuál se lleva el premio, y el premio es una sonrisa de la reina, que sobre su caballo recorre a toda hora el campamento, con todo el sol de Andalucía sobre su pelo castaño. 
Por su parte, frente a ella, la Corte de Granada es también una Corte refinada y elegante. Sus caballeros salen a menudo de las murallas en plan de reto particular. Hay continuos encuentros y desafíos. 
Un día, un moro llamado Tarfe, famoso por su estatura gigantesca, llega solo hasta cerca de la tienda de la reina y dispara una flecha. Aquella noche, en respuesta, un caballero es pañol, Pérez del Pulgar, se mete en Granada matando a los centinelas de un postigo de la muralla, llega hasta la mezquita y en su pared clava su puñal con un cartel que dice: Ave María. Al otro día, el moro Tarfe aparece solo en el campo cristiano, arrastrando el cartel, amarrado a la cola de su caballo. Y otro caballero español, Garcilaso de la Vega, lucha con él en desafío y lo atraviesa con su espada.


JOSÉ MARÍA PEMÁN




ROMANCE DE GARCILASO DE LA VEGA

Figura 3. Viñeta del lance entre el Moro Tarfe y Garcilaso de la Vega.


















Cercado está Santa Fe
con mucho lienzo encerado
al derredor muchas tiendas
de seda oro y brocado,

Donde están duques y condes
señores de grande estado
y otros muchos Capitanes
que lleva el Rey don Fernando

Todos de valor crecido,
como ya lo habréis notado
en la guerra que se ha hecho
en el granadino estado.

Cuando a las nueve del día
un moro se ha demostrado,
encima un caballo negro
de blancas manchas manchado,

Cortados ambos hocicos,
porque lo tiene mostrado
el moro, que con sus dientes
despedace a los cristianos,

El moro viene vestido
de blanco, azul, encarnado
y debajo esta librea
traía un muy fuerte jaco,
y una lanza con dos hierros
de acero muy templado,
y una adarga hecha en Fez
de un ante recio extremado.

Aqueste perro, con befa,
en la cola del caballo,
la sagrada Ave María
llevaba, haciendo escarnio;

Llegando junto a las tiendas,
desta suerte le ha hablado:
¿Cuál será aquel caballero
que sea tan esforzado,
que quiera hacer conmigo
batalla en aqueste campo?

Salga uno o salgan dos,
salgan tres o salgan cuatro;
el Alcaide de los Donceles
salga, que es hombre afamado;

Salga ese Conde de Cabra
en la guerra experimentado;
salga Gonzalo Fernández
que es de Córdoba nombrado,

O si no Martín Galindo,
que es valeroso soldado;
salga ese Puerto Carrero
señor de Palma esforzado.

O el bravo Don Manuel
Ponce de León llamado,
–aquel que sacara el guante
que por industria fue echado
donde estaban los leones
y él lo sacó muy osado–;

Y si no salen aquestos,
salga el mismo Rey Fernando,
que yo le daré a entender
si soy de valor sobrado.

Los caballeros del Rey
todo lo están escuchando,
cada uno pretendía
salir con el moro al campo.

Garcilaso estaba allí,
mozo gallardo, esforzado,
licencia le pide al Rey
para salir al pagano.

«Garcilaso sois muy mozo
para cometer tal caso;
otros hay en mi Real
que darán mejor recaudo».

Garcilaso se despide
muy confuso y enojado
por no tener la licencia
que al Rey le ha demandado;

Pero muy secretamente
Garcilaso se había armado,
y en un caballo morcillo
salido se había al campo;

Nadie no le ha conocido,
porque sale disfrazado;
fuese donde estaba el moro,
desta suerte le ha hablado:

«Ahora verás el moro
si tiene el Rey don Fernando
caballeros valerosos
que salgan contigo al campo.
Yo soy el más menor de ellos
y vengo por su mandado».

El moro cuando lo vido
en poco lo había estimado,
y dice de aquesta suerte:

«Yo no estoy acostumbrado
hacer batalla campal
sino con hombres barbados;
vuélvete, rapaz, le dice,
y venga el más estimado».

Garcilaso con enojo,
puso piernas al caballo,
y arremete para el moro,
y un gran encuentro le ha dado

El moro que aquello vido
revuelve así como rayo;
comienza la escaramuza
con un furor muy sobrado.

Garcilaso, aunque era mozo,
mostraba valor sobrado,
dióle al moro una lanzada
por debajo del sobaco,
el moro cayera muerto,
tendido se había en el campo.

Garcilaso con presteza
del caballo se ha apeado,
cortado le ha la cabeza
y en su arzón la ha colgado.

Quitó el Ave María
de la cola del caballo,
y hincando las rodillas
con devoción la ha besado,
y en la punta de su lanza
por bandera había colgado.

Subió en su caballo luego
y del moro había tomado
cargado destos despojos,
al Real se había tornado.

Donde están todos los grandes,
también el Rey don Fernando
todos tienen a grandeza
aquel hecho señalado;
También el Rey y la Reina
mucho se han maravillado
en ser Garcilaso mozo
haber hecho un tan gran caso.

Garcilaso de la Vega
desde allí se ha intitulado,
porque en la Vega hiciera
campo con aquel pagano.

martes, 28 de enero de 2025

LOS CAIMANES: BREVE OPÚSCULO

 LOS CAIMANES: BREVE OPÚSCULO 

Los caimanes de verdad, los auténticos y genuinos y a los que me voy a referir, entraron en la corporación a finales de los setenta y principios de los ochenta. En la actualidad estarán desaparecidos de primera línea de fuego o a punto de abandonarla. Vistieron los tres colores, y la mitad de su vida profesional estuvieron, digamos que, sublimados militarmente sin ser militares. 
Definir qué es un caimán es tarea harto difícil, puesto que no hay un caimán tipo o modelo, no abundan y probablemente sean una especie o espécimen en vías de extinción. Digamos que el refrán «más sabe el diablo por viejo que por diablo» se les ajusta como un guante. 
Son compañeros muy veteranos, que suman muchos trienios entre pecho y espalda, a quienes el peso del bagaje de su experiencia, les hace ir inclinados ligeramente hacia delante, o bien, buscar asiento a cada poco. Unos peinan canas y otros simplemente ya no tienen qué peinarse, pero todos ellos, sin excepción, tienen la mirada del león, fiera y viva, en la que se reflejan su historia vivida, sufrida y sentida, sus dificultades en tiempos difíciles, y sus servicios realizados buenos, malos y peores, los que no se hicieron porque miraron para otro lado y los que merecieron medalla y no la obtuvieron.
Constituyen una clase de policías y unos policías «con clase», son unos individuos simpáticos, caraduras, golfos, oportunistas, y que no tuvieron recelos a la hora de eludir el cumplimiento de un cargo que juraron defender con, si fuera menester, la vida, y a los que la misma vida, les fue diciendo tras enterrar a los que la perdieron, que nada había tan sagrado como para darla. 
Figuras antagónicas, pueden ser el peor de los compañeros y también el mejor. Al que quieres olvidar cuando por fin se va y al que siempre recordarás. Al que en principio, llegas a odiar y terminas por admirar. Del que temes que te toque en suerte y acabas por temer ser de él separado. El peor cuando piensas que debes de estar a su lado muchas horas y, por la diferencia de edad, sus temas no serán tus temas aún, y, por sus escasas ganas de trabajar, que son inversas a las que tienes como recién salido, harán que sientas ganas de haber estado con uno de tu promoción y maldecirás tu suerte. Pero comprobarás que resulta el mejor cuando crees no poder salir del primer problema del primer servicio complicado y compruebas que el inútil que creías tener a tu lado, lo resuelve fácilmente, y te das cuenta de que es así porque lleva toda la vida haciéndolo. Su filosofía del trabajo: hacerlo con el mínimo esfuerzo y sólo si es imprescindible; su ideología: con las máximas garantías; su doctrina: en el menor tiempo posible y su credo: a ser posible, que no trascienda y que no termine por escrito y en Juicio para no perder una mañana, porque tal y como dicen «al final nada merece la pena, ni sirve para nada», salvo su mañana. Son ingeniosos: siempre tienen la primera palabra, y además la última, hablan cuando tienen que callar silenciando al personal, con el que son deslenguados, irritantes, pero al que, por encima de todo, divierten. Adolecen de la vanidad necesaria para tener siempre una buena historia que contar, que bien vale por una clase de la escuela de Ávila. Son necios, majaderos, testarudos e impertinentes, sabedores de que su veteranía les concede un grado al que nunca renuncian y que siempre te recuerdan.
Todo lo que saben lo saben porque lo han vivido y lo han experimentado, no han leído muchos manuales, pero tampoco los necesitan porque en cierto modo los aciertos que están escritos en ellos, han sido ya sus errores que juraron no volver a repetir. Suelen ser los últimos que llegan a un servicio y los primeros en resolverlo. Los últimos que fichan por la mañana y los primeros que se van en la tarde, puntualmente siempre, antes de la hora. Han perdido la ilusión por el trabajo, pero estarán y sabrán estar, cada vez que se les necesite, porque no son vagos, simplemente ya creen haber cumplido con creces el compromiso adquirido, y haber trabajado lo suficiente y lo necesario, como para poder vivir una especie de retiro en activo, una segunda actividad aún dentro de la primera, un quehacer diario a medio gas. 
El «nuevo» les mirará con desdén, pero con el tiempo, y a fuerza de verles actuar acabará admirándolos cuando las cosas se hayan puesto feas y vea la segura forma en que las resuelven. Quizás acaso algún día, cuando pasen los años, se diga a sí mismo: ¡Qué razón tenía el jodío! No son los más íntegros ni los más temerarios, ni los más justos, no son tampoco los más instruidos, pero saben lo que no está escrito.
Casi siempre denostados por los jóvenes, a menudo desacreditados por sus contemporáneos; sin embargo una cosa ten por segura, siempre responden cuando el compañero está en peligro, siempre tienen una vía de escape para salir de los atolladeros y siempre saben qué decir, y, lo que es más importante, qué callar al jefe y al requirente. El caimán sabe que lo es y se precia de serlo, casi que presume de ello. No se arredra ante la diversidad y, cuando se le conoce más, goza del respeto tanto de los jefes, como de los nuevos. Nunca se le pillará en un renuncio aunque sea parte de él. Y por mucha mierda que se le eche… siempre saldrá a flote. 

P.S.: Como rendido homenaje a todos los caimanes que, a su pesar, y pese a todo, me enseñaron lo poco que sé.


@Humberto 2006 

domingo, 26 de enero de 2025

La psicología del hablante. CONDICIONAL DE POSIBILIDAD

 La psicología del hablante. 

Estas formulaciones verbales tienen mucho que ver con la psicología del hablante (o del escritor). Podemos decir: «Si vinieras, te invitaría a comer». Y también «si vienes, te invitaré a comer». Incluso «si vienes, te invito a comer». Las tres frases significan en esencia lo mismo (en todos los casos la comida es gratis), pero hay diferencias psicológicas entre ellas. La primera —«si vinieras, te invitaría a comer»— retrata nuestra desconfianza respecto a la posibilidad de que la persona en cuestión venga. La segunda —«si vienes, te invitaré a comer»— expresa que ciertamente creemos en la posibilidad de que acepte. Y la tercera —«si vienes, te invito a comer»— refleja nuestra mayor confianza aún en esa posibilidad, que acercamos al momento presente certificando así su inminencia.

Por eso si mezclamos los elementos («si vinieras, te invito») perdemos expresividad, puesto que arruinamos la diferenciación psicológica. Si decimos «si vinieras, te invitaré a comer», ¿qué estamos pensando realmente, que se cumplirán los hechos que enunciamos o que será más bien difícil que ocurra así? Para verlo más claro aún, invirtamos los términos: «Si vienes, te invitaría». ¿Qué hemos querido decir en este caso? Habremos perdido una parte de la riqueza del lenguaje y de nuestra capacidad de comunicación.

Ralph Penny, en su libro Gramática histórica del español, divide en tres grupos las oraciones condicionales.

 POSIBILIDAD ABIERTA

1. En tiempo pasado: «Si hizo eso, fue imprudente». El hablante deja abierta la pregunta de si la condición planteada se cumplió o no. Ahora ponemos entre paréntesis, en la frase del ejemplo, lo que el hablante da a entender que está pensando: «Si hizo eso (y yo no lo sé), fue imprudente». 

2. Y en tiempo no pasado: «Si puede (y no lo sé), lo hará»; «si puede (y no lo sé), lo hace». Las oraciones condicionales abiertas pueden emplearse con cualquier forma verbal del pasado en indicativo, como el pretérito («si hizo eso, fue imprudente»), el imperfecto («si podía, lo hacía»), el perfecto («si ha podido, lo ha hecho»)... Cuando la primera cláusula se expresa en presente («si puede...»), la segunda cuenta con la posibilidad de tomar tanto la forma del presente («... lo hace») como la del futuro («... lo hará»).

 POSIBILIDAD IMPROBABLE: «Si pudiese, lo haría». El hablante apunta que es probable que no se cumpla la condición planteada. Con el mismo ejemplo, y poniendo entre paréntesis lo pensado que subyace en la expresión: «Si pudiese (pero no creo que pueda) lo haría».

 POSIBILIDAD IMPOSIBLE (valga la paradoja): «Si hubiese podido, lo habría hecho». El hablante quiere significar que no hubo manera de que se cumpliese la condición, ni tampoco su consecuencia. «Si hubiese podido (pero no pudo), lo habría hecho (pero no lo hizo)». Tiene importancia esta segunda parte («pero no lo hizo») porque el potencial «habría» se usa con harta frecuencia en los periódicos para significar una «posibilidad posible» —uso que sí admite el idioma francés, donde se evidencia otra lógica a este respecto—, cuando en español el uso de «habría» sólo implica imposibilidad. Pero de eso hablaremos más extensamente en otro apartado (el dedicado a los verbos).

 Las condicionales abiertas se expresan siempre en modo indicativo; mientras que las condicionales improbables y las imposibles precisan del subjuntivo tanto en la prótasis (la cláusula subordinada, «si hubiera») como en la apódosis (la cláusula principal, «habría»).

A veces querremos expresar en primer lugar la cláusula principal (también por un factor psicológico, según la importancia que demos a cada una de las dos cláusulas), pero eso no debe hacer que perdamos el sentido de la concordancia. Por ejemplo: «Habría saludado a Juan si él hubiera venido». La cláusula principal pasa a encabezar la frase, pero sigue siendo la principal. Para no equivocarnos, intentemos siempre reducirlo todo al tiempo simple, mentalmente: si tenemos la idea (confusa en su sintaxis) «hubiera saludado a Juan si él hubiera venido» y deseamos averiguar con certeza cuál de los dos verbos debemos sustituir por «habría», cambiemos la expresión de este modo: «Saludaría a Juan si él viniera». Está claro así cuál de los dos hubiera debe terminar en ía.

 Tiempo compuesto: «Hubiera saludado a Juan si él hubiera venido».

Tiempo simple: «Saludaría a Juan si él viniera».

Por tanto: «Habría saludado a Juan si él hubiera venido».

 El latín tardío no diferenciaba entre condicionales improbables e imposibles, ni entre las que apuntaban al pasado o al futuro. Tampoco en todo el periodo medieval existió esa diferencia, como recuerda Ralph Penny. Se trata, pues, de una evolución magnífica en el idioma castellano, y debemos cuidarla para que no se pierda entre las confusiones actuales.

Como se ve, las condicionales requieren una especial consideración debido a que la relación entre las dos cláusulas que las componen es mucho más estrecha que la existente entre la principal y la subordinada en otros tipos de oraciones complejas. Y ahí desempeña un importante papel la correcta concordancia. Y hay que fijarse en ella cada vez que se acuda a esta fórmula.

 Si el coste laboral de la maternidad recae exclusivamente sobre las trabajadoras se habría puesto en marcha uno de los mecanismos más eficaces que se pueda imaginar para disuadirlas: bien de trabajar, bien de tener hijos. (El País, 1 de diciembre de 2000. Editorial).

 En vez de esa mala concordancia (la correlación temporal carece de sentido), y como se puede deducir de todo lo antedicho, el editorialista debió haber escrito:

 Si el coste laboral de la maternidad recayese exclusivamente sobre las trabajadoras se pondría en marcha uno de los mecanismos más eficaces...

 O bien:

 Si el coste laboral de la maternidad hubiera recaído exclusivamente sobre las trabajadoras se habría puesto en marcha uno de los mecanismos más eficaces...

 O mejor aún:

 Si el coste laboral de la maternidad recae exclusivamente sobre las trabajadoras se pondrá en marcha uno de los mecanismos más eficaces...