En 1985 Lionel Ritchie recogió el grammy al mejor álbum por Can´t slow down, en una ceremonia que pasó a la historia por haber sido aprovechada para reunir a una pléyade de artistas musicales con el fin de que grabasen We are the world, el single que recaudaría dinero a través de la marca USA for Africa, siguiendo el ejemplo que había ofrecido Bob Geldof en Reino Unido con Live Aid. Al frente de las operaciones, Harry Belafonte y el propio Lionel Ritchie.
Fue también este año el del primer concierto Farm Aid, celebrado para recoger dinero que ayudase a los granjeros norteamericanos, en grandes apuros económicos. Neil Young, Willie Nelson y John Mellecamp, recogiendo una idea expresada por Bob Dylan en el escenario de Live Aid, fueron los encargados de poner en marcha la iniciativa.
Este fue el año de Brothers in arms de Dire Straits, Born in the USA de Bruce Springsteen, Like a virgin de Madonna, Psychocandy de Jesus & Mary Chain o Once upon a time de Simple Minds. Estos fueron algunos de los álbumes que triunfaron justo en la mitad de la década. Mientras, en España, saboreaban el éxito Radio Futura, Hombres G, Joaquín Sabina y Viceversa, Luz Casal o Siniestro Total, entre otros.
En este contexto musical es cuando sale a la luz una gema del pop que alcanzaría una alta valoración de la crítica (que fue creciendo con el paso del tiempo) pero una modesta representación en las listas de ventas. Hablamos de Steve McQueen, el segundo álbum de una banda de pop británica procedente de Durham. Hablamos de Prefab Sprout, el grupo que montaron los hermanos Paddy y Martin McAloon junto a Wendy Smith (bajo y coros) y al baterista Neil Conti. Steve McQueen es el disco que sacará a Prefab Sprout del anonimato. En EEUU el disco se titula Two wheels good para evitar una demanda legal del actor Steve McQueen, lo cual atrajo la atención de la prensa hacia el grupo. Hoy en día es fácil encontrar comentarios sobre el álbum calificándolo como obra maestra atemporal del pop. Uno no sabe si es este tipo de cosas, o una mera estratagema comercial, lo que ha llevado a Paddy McAloon a declarar en su día que él era el mejor compositor que había dado Inglaterra y mucho más importante que el mismísimo John Lennon (pasando por delante de su admirado Paul McCartney entre otros). Posteriormente se disculpó, evidentemente, «animado» por los palos recibidos en medios de todo tipo. No deja de recordar esta salida por peteneras la protagonizada por Lennon poniendo la fama de The Beatles por encima de la de Jesucristo. Cosas del business y de los egos.
En todo caso, Paddy McAloon goza hoy en día de un justamente ganado estatus como arquitecto de melodías y letras de altísima calidad, a pesar de haberse mostrado siempre reticente a conducir su carrera musical siguiendo los dictados de las principales corrientes en boga o los pasos profesionales más habituales (y convenientes) como mudarse a Londres, por ejemplo.
Volviendo a Steve McQueen, en cuya icónica portada se ve a Paddy y su entonces novia Wendy subidos a una Triumph, la moto por la que el actor londinense sentía devoción; toca hablar de Thomas Dolby, su productor.
Durante la emisión de un programa de BBC Radio 1, Dolby habló en términos elogiosos de Don′t sing, uno de los temas del primer álbum de los Sprout (Swoon). La banda contactó con él, quién se reunió con Paddy en la casa de este en Durham. Paddy le mostró a Dolby entre cuarenta y cincuenta canciones que había compuesto tiempo atrás y dejó que el productor y músico escogiese sus favoritas. Dolby le pidió que grabar unas maquetas con ellas para que sirvieran como punto de partida de un LP.
Tras una colaboración que logró equilibrar las ideas de Dolby, quien dotó al disco de un sofisticado aire jazzy, y las intenciones de McAloon, el disco se grabó en Londres.
Pero ¿cómo empezaron los Prefab Sprout?, ¿qué rayos significa su nombre?
Bien, la cosa comienza en una pequeña localidad del condado de Durham llamada Witton Gilbert, a unos 27 km de Newcastle. En 1977 Paddy tiene 20 años y junto a su hermano Martin forman la Dick River Band, con la que recorren los pubs de todo el condado.
Al año siguiente le cambiará el nombre por el misterioso «Brote prefabricado». En realidad se trata de una confusión de Paddy al oír el tema Jackson de Nancy Sinatra y Lee Hazelwood, que comienza con «We got married in a fever hotter than a pepper sprout...». Se les une el batería Michael Salmon y autoeditan en un sello propio, Candle Records, un sencillo con el título de Lions in my own garden (exit someone). El título forma el acrónimo Limoges, la población francesa donde estaba estudiando la novia de entonces de Paddy. Un crítico musical la describió como «enigmática, melancólica, melodiosa y por tanto perfecta para un graduado en literatura desempleado y con problemas de pareja». Una forma magnífica de sintetizar algunas de las primeras obsesiones de Prefab Sprout y parte de sus señas de identidad. Poco tiempo después se unirá al grupo Wendy Smith y grabarán un segundo sencillo, The devil has all the best tunes.
En Newcastle, a tan solo 30 km de donde vivían, Keith Armstrong crea el sello Kitchenware Records en el sótano de una tienda de discos. Armstrong trabaja en HMV, la poderosa cadena de productos discográficos, y allí acudieron los McAloon para intentar que la tienda promocionase sus grabaciones. Armstrong, tras quedar gratamente sorprendido por su música, les propuso que fichasen por su sello. Kitchenware reeditó los dos singles de Prefab Sprout, que recibieron elogios incluso por parte de Elvis Costello y Keith Armstrong acabaría convirtiéndose en manager del grupo.
En Edimburgo, 1983, los Sprout deciden seguir con el juego de los acrónimos para titular su primer álbum Swoon (Songs written out of necessity). Álbum grabado con un nuevo batería y coproducido por la propia banda. Paddy McAloon, en otra muestra de su fascinante manera de ver algunas cosas que todo el mundo ve de otra, decidió no incluir en el disco sus mejores canciones, las que ya se habían probado y retocado en numerosas actuaciones en directo. En lugar de ello, apostó por temas más recientes y menos elaborados porque pensaba que si ese primer álbum fracasaba habría gastado sus mejores balas.
Amor, desamor, infidelidad, arrepentimiento, son básicamente sus temas y aparecen algunas de las señas de identidad de las letras de Paddy: las referencias espirituales y la tendencia a incluir gran cantidad de nombres propios, sean de personas reales o inventadas o lugares. En este caso aparecen Bobby Fischer, Juana de Arco, Che Guevara...
En cuanto a las referencias a Dios, hay que tener en cuenta que Paddy McAloon, cuya familia es de origen irlandés, estudió en un seminario de los once a los dieciocho años. El propio Paddy no tiene problema alguno en reconocerse como creyente, aunque ha manifestado discrepancias con la iglesia Católica. En todo caso, las alusiones al Creador son una constante en su discografía.
Vamos a poner a continuación los primeros versos de la primera canción de este primer álbum de Prefab Sprout porque siempre es interesante flipar un poco cuando se lee un texto que tiene una dudosa vocación de coherencia como el que están leyendo:
«An outlaw stand in a peasant land, in every face see Judas
The burden of love is so strange
The stubborn beast and the whisky priest are hiding from the captains. The burden of love is so plain».
(Un forajido de pie en una tierra campesina, ver a Judas en cada rostro
La carga del amor es tan extraña
La bestia testaruda y el sacerdote del whisky se esconden de los capitanes.
La carga del amor es tan sencilla)
Esta extraña letra sobre forajidos en México, esconde una frase en la que el narrador implora: «por favor, Dios, no dejes que eso cambie» tras haber dicho «como la mayoría, iré cuando quiera que las cosas se hagan».
En Green Isaac, el tercer tema, McAloon muestra cierta obsesión con el nombre de ese profeta bíblico («un nombre suave, suena como un puñado de lluvia»). También dicen que orar o hablar salen directamente del corazón.
En Cruel las referencias religiosas se entremezclan con las vicisitudes amorosas: «Cruel es el evangelio que nos libera a todos y te aleja de mí». «Señor, ¿qué haría yo? No me llames posesivo, (pero, Dios, ¡si se está besuqueando contigo!»)
Es interesante como, entre sus paranoias románticas que parecen sugerir que la fe supone algún tipo de impedimento en su relación, Paddy McAloon deja sentado el poder liberador del evangelio, aunque le otorgue una eficacia universal y no personal, como buen católico. El penúltimo verso de Ghost town blues dice: «pero Dios hizo las estrellas mientras modelaba el firmamento».
Como se ha señalado más arriba, Steve McQueen supuso un punto de inflexión en la trayectoria de la banda y situó a Paddy McAloon entre los letristas y compositores más destacados de su país. Publicado de nuevo con Kitchenware, el álbum se convierte en el mayor exponente del pop sofisticado, elegante, delicado y melancólico que va a facturar el grupo. Dolby exhibió su buen ojo para escoger entre un extraordinario conjunto de canciones que Paddy había reservado para la ocasión y esto es algo que el músico le ha agradecido siempre. La mayor participación de la voz de Wendy Smith también beneficia a este trabajo, que si bien comercialmente no despegó de modo fulgurante, se ha ido revalorizando hasta ser considerado como uno de los grandes álbumes de los 80 y de la historia del pop. Un álbum por el que vuelven a desfilar personajes tanto reales como imaginarios: Faron Young, Bonnie, Lucille y Johnny, Robin Hood, Hayley Mills o George Gershwin.
Hay en Steve McQueen un par de canciones que no escapan del lenguaje religioso de Paddy. Incluso en un tema como Hallelujah, que expresa la preferencia del narrador por la honestidad y la autenticidad en las relaciones amorosas en detrimento de las frases vacías y los grandes pero insinceros gestos, aparece la expresión «el Reino venidero» para expresar hiperbólicamente una gran distancia temporal. Además del propio título, que significa «alabado sea Dios» en forma literal. En Horsin′ around, otro tema que explora las relaciones sentimentales, se puede oír: «Dios, tan solo ciégame, no permitas que sus ojos inocentes me recuerden vendiéndolo todo al cisne, incluso al cisne». Es Paddy otra vez trazando una línea de puntos que une las zozobras románticas y su fe en el Ser Supremo. Nuevamente atisbamos su pasado de seminarista. Después del seminario, explica, sólo quería volver a casa. «No tenía la típica fijación de marcharme con la mayoría de edad. Pero mi padre me hizo ingresar en la Politécnica de Newcastle. No me importó, aunque lo que quería hacer es trabajar en el taller de mi padre todo el rato: escribir canciones y estar en el taller. Pero me gradué en el Politécnico y volví a trabajar en el taller. Sabía que mi padre acabaría por rendirse. Y yo tenía claro lo que quería hacer. Lo había encontrado y tienes muchísima suerte cuando es así».
Lo que sucedió es que ese ideal de vida de Paddy se fue transformando, como es natural, conforme su trabajo musical iba avanzando en cantidad y calidad. Cuando sale Steve McQueen se confirma el paso de madurez de Paddy. con respecto a aquella visión romántica respecto a la creación musical que había mantenido hasta Swoon: «Una vez que te ganas la vida con la música, el ambiente cambia. La gente que nos rodeaba decía después de Swoon: No ha estado mal para un disco que no ha costado mucho. ¿Dónde está el próximo? Y de repente, ya no estás machacando canciones en un local de ensayo, sino que estoy yo en una habitación intentando asegurarme de que la banda tiene un buen suministro de material. Es un estilo de vida extraño, en el que dependes casi totalmente de lo que creas, pero musicalmente no es tan intenso como cuando eras amateur y tocabas todas las noches». «No me gustaba estar en un grupo», dijo en otro momento. «Como adolescente, la música pop responde a una parte de fantasía de tu mente. Y la realidad —estar en la parte de atrás de una furgoneta yendo a locales— estaba tan lejos de la fantasía que la rechacé».
Fue esa presión que conllevaba extender el radio de acción de sus creaciones la que hizo que Prefab Sprout rara vez saliera de gira. Grabaron los álbumes From Langley Park To Memphis y Jordan: The Comeback en Estados Unidos, ya que Thomas Dolby tenía su base allí, pero la banda nunca llegó a hacer giras por el país.
Se cuenta que Paddy llegó a decirles a los jefes de CBS Records que no quería hacer promociones para los álbumes de Prefab Sprout, señalando que Robert De Niro no daba entrevistas y entonces, ¿por qué debería hacerlo? La respuesta fue: «Ustedes no son Robert De Niro, son un pequeño e irritante grupo de Newcastle». Considerando la vida en carretera de bandas similares, puede decirse que Paddy se salió con la suya.
La hiperactividad creativa y/o la costumbre de acumular canciones en un cajón hizo que a las pocas semanas de publicarse Steve McQueen, Paddy llevase otra vez al grupo al estudio para grabar Protest Songs, un álbum más crudo, experimental y árido (en la línea de Swoon). Esto, junto a la dificultad para hallar canciones que funcionasen como sencillos, llevó a la CBS (que publicaba ahora sus discos junto a Kitchenware) a ralentizar primero y posponer después la publicación del disco. El buen funcionamiento internacional del sencillo When love breaks down acabó por aparcar Protest Songs hasta un momento más idóneo.
En 1988 Prefab Sprout publica un álbum en cuyo título une pomposa y sorprendentemente una pequeña población de su condado y uno de los principales ejes musicales de Estados Unidos. From Langley Park To Memphis. El disco logra despejar los temores de que los tres años transcurridos entre el anterior álbum y este hubiese alejado a los Sprout del favor popular. Al contrario, las dos primeras canciones, The King of Rock ′n Roll y Cars and girls, se convirtieron en dos de los principales éxitos en la trayectoria del grupo.
El disco tiene un sonido perfecto, tal vez demasiado elaborado para los gustos actuales y ya en su momento fue considerado como sobreproducido por parte de la crítica musical. Lo que nadie discutía era la capacidad de Paddy para mantener su sello de melancolía, languidez e introspección al servicio de unas melodías exquisitas que cada vez hallaban un ángulo más comercial.
Esta vez, por problemas de agenda, Thomas Dolby solo produce cuatro de las canciones. De los otros seis se ocupan Jon Kelly (Deacon Blue, The Damned), Andy Richards (Pet Shop Boys, Frankie Goes to Hollywood) y el propio Paddy McAloon. La intención de este era que cada tema contase con su propio productor, tratando de lograr un sonido mucho más variado que con el álbum anterior, intención que fue abandonada por dificultades logísticas. Paddy quería extender la popularidad del grupo y dotarlo de un sonido más universal. La portada del disco refleja esta intención de mostrarse al mundo con un colorido retrato de los miembros del grupo mirando directamente a la cámara.
También contrastando con el trabajo anterior, la mayoría de las canciones de From Langley Park To Memphis fueron escritas al teclado. Por aquel entonces Paddy trabajaba en casa con un par de Rolands (JX-3P y JX-10), un Yamaha DX7, un Ensoniq Mirage y un Casiotone. Se encontraba más cómodo con el Roland JX-3P para componer mientras que usaba un Fostex B16 para grabar las maquetas. Su intención era escribir canciones más accesibles que en discos anteriores, según declaró. Buscaba buenas canciones a través de la sencillez. Y puede asegurarse que lo consiguió puesto que los Prefab Sprout más efervescentes y populares, sin merma alguna en cuanto a calidad musical lograron con From Langley Park To Memphis su disco de más éxito.
Como suele suceder cuando se involucra una empresa de las dimensiones de CBS, los recursos a disposición de la banda aumentan exponencialmente y así este disco pudo contar con colaboradores de la talla de Pete Townshend (The Who) quien pone la acústica en Hey Manhattan!, Stevie Wonder, cuya armónica se escucha en Nightingales o The Andrae Crouch Singers, un grupo góspel de grandísima relevancia. Las típicas aportaciones testimoniales que apuntan a dar mayor empaque al producto de cara a las ventas, pero que suponen para Paddy y los suyos una subida en el escalafón (amén del orgullo profesional).
Los Prefab Sprout siguen jugando su cartas ganadoras: un envoltorio de pop suave, sofisticado y envolvente, al servicio de melodías cercanas que no desdeñan los sonidos soul o gospel como en I remember that, The Venus of the soup kitchen o Knock on wood, en la línea de Sade o Simply Red, que también llamaban la atención en aquel entonces.
Las letras renuevan la colección de nombres: Bruce (Bruce Springsteen, al que se atreven a pinchar en Cars and girls porque «algunas cosas hacen mucho más daño que los coches y las chicas»), Nancy, Charlie, Kenneddy, Uncle Sam.
Salpicadas aquí y allá, como siempre, aparecen referencias religiosas:
«Apestoso ladrón de coches, ese es mi concepto de pecado», «el crío tiene un bólido, cree que lo convierte en una especie de nuevo Dios» , «¿espera el cielo todo celestialmente sobre el próximo horizonte?» (Cars and girls).
«Dios es un trueno orgulloso somos gatos de dibujos animados con un miedo bíblico bajo los sombreros» (Nightingales).
Esto es lo que dijo Paddy en cierta ocasión sobre este tipo de referencias: «A veces me gusta usar el lenguaje religioso porque es rico en simbolismo. Soy católico, aunque no de los mejores. Soy muy crítico con la Iglesia Católica. Mi música es optimista y espiritual...».
Tras From Langley Park To Memphis, se publica tras cuatro años de demora el patito feo de la discografía de Prefab Sprout. Ninguneado por los jefazos de la discográfica, producido por el propio grupo, con un título que no obedece de manera estricta a su contenido, sin sencillos que lo promocionen... todo son obstáculos para darlo a conocer. Lo cierto es que algunas copias piratas se habían filtrado y había acabado circulando entre los fans de la banda.
Paddy ofrece con Protest songs un disco más árido y menos adornado que en álbumes precedentes, sin duda más cerca de la propuesta de Swoon pero con unas letras muy trabajadas y una notable variedad musical.
Su título es algo engañoso, puesto que la mayoría de las canciones no tienen nada que ver con la protesta. Aunque es cierto que, por una vez aparecen algunas cuestiones sociales en sus textos, pero no es el principal tema del álbum. Las canciones son irregulares, escurridizas, poco comerciales, aunque temas como Horsechimes, Life of surprises (con hechura de hit, la única que fue recogida en recopilatorios), el sorprendente escarceo con el Music-hall que es Tiffanys (canción que rescataron de sus comienzos musicales) o la aventura sonora de Til the cows come home (en clave social) o Diana (sobre la deificación de la princesa de Gales y la presión que hubo de soportar) son verdaderas muestras de la variedad de registros que dominaba su autor sin comprometer la calidad.
Dublin es una maravillosa balada en la que se oye únicamente a Paddy con la guitarra acústica y que aborda «the troubles», como se llama en el Reino Unido al conflicto étnico-nacionalista sufrido en Irlanda de Norte entre 1960 y 1998 y que ocasionó 3.500 muertes. Comparte autoría con Michael H. Brauer y lo volverá a hacer en Pearly Gates («puertas nacaradas» literalmente, pero con el sentido de «las puertas del cielo» según algunas denominaciones cristianas. Es una expresión inspirada en la nueva Jerusalén tal y como se describe en el libro de Apocalipsis 21:21). Esta canción es la que cierra el disco y lo hace de una manera brillante, para tratarse de una canción sobre la muerte. «No habrá ninguna estampida a las puertas del cielo», «desnudos y asustados, agachándonos nos arrastraremos gateando», «no me importa la espera». Son lugares comunes que Paddy expone con honestidad, sin sentimentalismos.
Muchos años después, Paddy diría que «si todo el mundo viviese para siempre, la vida no tendría sabor alguno... Nunca me he referido directamente a la muerte en mi música (sic monumental) pero es algo que la moldea».
Otras expresiones de corte religioso en distintos temas de este álbum:
«Como por la gracia de Dios será el corneta en el día del juicio final» (Wicked things).
«Donde empieza el ADN o Dios» (Dublin)
«Oh, Dios mío, que alguien se lo diga» (Tiffanys)
La acogida que la crítica musical dio a Protest Songs fue extraordinaria, con el mérito de haber sido precedido por dos exitosos álbumes de los que Paddy quería distanciarse en el terreno sonoro. Hablando sobre él en 1998, Paddy dijo que «la idea principal era la deconstrucción del pop en su totalidad. Tenía que ser un disco sobrio, humilde, básico».
Jordan: the Comeback es un disco ambicioso de diecinueve temas y más de una hora de duración, el último con la formación «clásica»: Paddy McAllon (guitarra y voz), Martin McAllon (bajo), Neil Conti (batería) y Wendy Smith (coros). Thomas Dolby volvió a tareas de producción, aportando el sintetizador y las cuerdas.
Aunque sólo es un disco, el número de las canciones, los muchos estados de ánimo, tempos y temas de Jordan... hacen que parezca más bien un doble. El álbum muestra una amalgama de estilos: funk, disco, country, bolero, samba... parece ser que Paddy se inspiró en los álbumes recopilatorios de K-tel, de gran éxito comercial por aquel entonces, con la idea de que «el oyente fuese sumergido en todos esos estilos musicales que le llegaban uno tras otro».
Abre el disco Looking for Atlantis, que combina el tono melancólico con un ritmo trepidante, mientras la voz de Wendy Smith hace de contrapunto. Wild Horses es un tema más sutil, más delicado, con McAllon cantando incluso en falsete. Machine Gun Ibiza muestra el pop elegante y melódico marca de la casa. Luego viene la melancolía envasada de We let the stars go y cierra una primera parte fascinante Carnival 2000 con su tono frívolo y experimental. Jordan: the Comeback es un tema también elegante pero más complejo. Le siguen dos versiones del mismo tema: mientras Jesse James symphony es más minimalista, Jesse James Bolero gana en consistencia al añadirse un punto de épica. El inicio de Moon dog sugiere un camino distinto, incluso estridente, pero que luego muta hacia el pop elegante y clásico de los Prefab de siempre. En All the world loves lovers destaca la voz de Wendy Smith. All boys believe anything es una canción intimista que juega con la complicidad entre las dos voces. The ice maiden es un tema un tanto barroco, sin alejarse del sonido clásico de la banda. No funcionan igual de bien Paris Smith ni The wedding march, un medio tiempo que no brilla demasiado. One of the broken abre el tramo final del disco, un tema lento en el que manda el piano. Michael es un tema raro, musical y líricamente, en el que Paddy se dirige al arcángel Miguel. La breve Mercy es Paddy cantando a capella prácticamente. El nivel compositivo sube con Scarlet nights, un tema pop en el que apuesta de nuevo por una hechura más clásica. Con Doo wop in Harlem termina el disco con su tempo lento y, una vez más, una elegancia atractiva y sofisticada en las voces.
La lista de nombres propios (personas, lugares) va desde Elvis Presley a Jesse James (jugando con la figura del famoso bandolero, pero también con la del hermano gemelo de Elvi, fallecido en el parto) de Atlantis a Ibiza, del río Jordán a Harlem, de Lucifer al rey David, pasando por el arcángel san Miguel y la cantante Agnetha Fältskog (ABBA).
El álbum está dividido en cuatro secciones (canciones directamente pop, canciones sobre Elvis, canciones de amor y canciones sobre el destino o la muerte). Los cinco primeros temas son lisa y llanamente cinco temas pop sin ningún tipo de relación entre ellos. De la sexta a la novena tenemos las canciones relacionadas con Elvis Presley. La canción que da título al álbum imagina a Elvis aún vivo y recluido en el desierto de Nevada, aguardando por la canción adecuada para regresar al mundo de la música. Paddy habla del río Jordán en el estribillo como metáfora de un destino espiritual al final de la vida terrena. Hay quien vincula también esta referencia con la fascinación que mostró Elvis por el gospel al final de sus días y con el nombre de su grupo de coristas: The Jordanaires. Jesse James Symphony y Jesse James Bolero surgen del paralelismo que ve Paddy entre el famoso forajido y el propio Elvis («la patética historia de una vida joven desperdiciada») y sus muertes prematuras. Moondog fantasea con la idea del Colonel Tom Parker montando el concierto de regreso de Elvis en la mismísima luna. La pista samplea aplausos procedentes de un concierto del músico de Mississippi. El bolero le pareció un género apropiado para el tema a Paddy, ya que se trata de «un baile señorial, pero un baile señorial que no va a ninguna parte».
La sección que va de la décima a la decimocuarta canción corresponde a los temas de amor. La alegre All the world loves lovers trata del inicio de una nueva relación sentimental. Paddy comentó alguna vez que le gustaría escuchar una versión de este tema en la voz de Frank Sinatra. La única letra que se oye en All boys believe anything es el propio título, un acrónimo inverso del nombre del grupo sueco ABBA de quien Paddy ha tenido una magnífica opinión desde su adolescencia. De hecho, el siguiente tema, The ice maiden, trata de su cantante Agneta. En The wedding march aborda el tema del matrimonio («un baile cuyos pasos nunca pude aprender»). Paris Smith arranca de cierta ocasión en la que Wendy Smith comentó que, si tuviese un hijo, le pondría un nombre raro que contrastará con su apellido (uno de los más corrientes en el mundo anglosajón). Paddy declaró que la letra era "un intento de exorcizar mis temores sobre el futuro" (refiriéndose a la paternidad). La última parte, del tema decimoquinto al decimonoveno, la ocupan temas relacionados con la muerte y el destino. De One of the broken Paddy ha dicho que se trata de una de sus mejores canciones. Está narrada desde el punto de vista de Dios, a quien se muestra instando a los creyentes a ayudar a los demás en lugar de cantar himnos devocionales. Michael trata de la añoranza de Lucifer por el Paraíso, hasta el punto de que pide ayuda al arcángel Miguel para escribirle una carta a Dios. Las dos últimas canciones tratan sobre la muerte. Scarlet nights habla de alguien que espera el momento final de su vida terrena, combinando un ritmo pop con influencias del sonido disco con la solemnidad de un órgano de iglesia. En Doo wop in Harlem Paddy se dirige a un amigo fallecido: «si no hay un cielo que te acoja esta noche, nunca cantaron doo wop in Harlem». Su autor consideraba este tema «perfecto para Ray Charles».
Durante la promoción de Jordan... Paddy se explayó en una entrevista sobre su método compositivo, explicando que cambiaba las cosas según el día, según su estado de ánimo. Una vez compuesta una canción, la dejaba aparte para volver sobre ella más adelante porque sabía que podría querer cambiar cosas. «Para alguna gente esa es una mala cosa, porque piensan que no es espontáneo pero para mi la espontaneidad no tiene valor a menos que estés contento con ello más adelante. Si es espontáneo y es mano no sirve de nada». Sobre la sencillez del pop dijo en una ocasión «créeme, podría hacer los discos de ruido más brillantemente oscuros que jamás hayas oído. De niño me gustaba Stockhausen. Pero cuando me hice mayor me di cuenta de que pasaba más tiempo escuchando a Abba que a Stockhausen» […] «pensé que quería escribir canciones en las que las melodías no estuvieran enjauladas por el formato pop de pequeñas estrofas. La mayoría de las melodías pop son muy retorcidas, no fluyen, no se prolongan durante ocho compases. Quería algo como si Trevor Horn estuviera haciendo una banda sonora de Walt Disney. Melodías vagabundas y extravagantes, en lugar de la cosa pop de los ganchos».
Prefab Sprout se dedicaron a la música pop, pero Paddy McAloon era demasiado inteligente y creativo para conformarse simplemente con eso. Jordan es intenso, filosófico y delirante y sitúa a los Prefab en un territorio que solo ellos ocuparán. Suele decirse que la música de los Prefab tiene un nosequé de ingravidez que hacer flotar la melodía, como si procediese de las nubes más que de la tierra. Eso es cierto, una vez más en este su quinto álbum de estudio. A partir de él, la carrera de Prefab Sprout se volvería más errática y dispersa, con Wendy Smith y Neil Conti abandonando la formación en 2000 y, Martin McAllon, en 2010.
Álbumes de estudioSwoon (1984)
Steve McQueen (1985)
From Langley Park To Memphis (1988)
Protest Songs (1989)
Jordan: The Comeback (1990)
Andromeda Heights (1997)
The Gunman And Other Stories (2001)
Steve McQueen (reedición acústica) (2007)
Let′s Change The World With Music (2009)
Crimson/Red (2013)
I Trawl The Megahertz (reedición) (2019) - released as solo album by Paddy in May 2003
Compilaciones
A Life Of Surprises: The Best Of Prefab Sprout (1992)
38 Carat Collection (1999)
Manuel Pérez Lourido, el 03 de Febrero de 2025 .